Riccardo Petrella: “Se requiere reconstruir la conciencia”

  • A la espera de que a fin de año se celebre en Verona el ‘Ágora de la Humanidad’, como paso previo, se desarrolló en Santiago de Chile el seminario ‘Clamores del Sur’, organizado por el Vicariato Apostólico de Aysén
  • Su promotor explica sus fundamentos para Vida Nueva y propone crear una Carta de la humanidad que reconozca “la justicia y la libertad” frente al “principio de la utilidad”

Con frecuencia hablamos de globalización, es decir de mundialización de la condición humana. Un proceso fuertemente acelerado por la tecnología que acerca las distancias, hace instantáneas las comunicaciones y ha llevado la realidad a una nueva esfera: la digital. Sin embargo, este proceso con tantos rasgos positivos tiene detractores. 

Uno de ellos es el economista político italiano, Riccardo Petrella, cuya propuesta ante esta globalización es la Carta de la humanidad. “Esta mundialización de la condición humana no se acompaña de procesos de institucionalización, de estructuración política, de vivencias cotidianas, de los miembros de la humanidad porque hoy no existe humanidad”, afirma Petrella a Vida Nueva durante su permanencia en Santiago de Chile. “Uno piensa que es miembro activo de la humanidad, pero ¿quién decide la agricultura o el uso del agua en el planeta? No es la ONU porque opera con los Estados, no con las personas. Son unos pocos los que toman las decisiones que nos afectan a todos”. 

Una nueva base social

La carta de la humanidad, explica Petrella, es un proceso para delinear, definir, una visión concreta del proceso de construcción de la humanidad. “Nosotros -confiesa- con audacia hablamos de construir la humanidad. No es un proceso sólo político o institucional, es una construcción también social, grupal”.  

Otro elemento de su diagnóstico es que hoy “las fronteras están cerradas: el otro, es considerado un adversario, un enemigo, fuente de incertidumbre y miedo”. Es otro factor que dificulta este proceso “porque construir la humanidad significa hacer girar en 360° la visión del mundo, explica Petrella. La Carta de la Humanidad debe concebir una nueva base social, un nuevo pacto pluralista e inclusivo, basado en la experiencia cotidiana de la gente, con sus problemas: la propiedad de la tierra, la contaminación, el derecho al agua”.  

PREGUNTA.- ¿Cuál es el fundamento de la Carta?

RESPUESTA.- “Es lograr vivir juntos o “bien vivir” cuando los conceptos fundamentales en nuestra sociedad no son la justicia, la libertad, sino más bien es el principio de la utilidad. Usted es útil si es productivo, una planta o una energía son útiles si producen riqueza financiera. Toda utilidad es medida hoy en términos financieros, no sociales o económicos. Los actuales patrones de la vida de la humanidad son quienes tienen la propiedad de los recursos. Recursos de inteligencia artificial: Google, Apple, Amazon; recursos naturales: plantas, semillas, animales, agua”.

P.- ¿Cómo se construye ese pacto?

R.- “No puede ser una ideología construida escribiendo o charlando. Debe ser producto de decisiones de cambio profundo, significa modificar estructuralmente las dinámicas políticas y económicas. Por ejemplo, ¿Qué hacemos de los estados naciones? ¿Cómo se puede construir la humanidad si se mantiene el concepto de soberanía nacional? Si se elimina el concepto de soberanía, ¿qué lo reemplaza? Esto son los temas para los cuales se debe tener la audacia de examinarlos y buscar soluciones para los intereses de los 8 o 9 mil millones que poblarán la tierra”.

P.- ¿Y qué obstáculos enfrenta ese pacto?

R.- “El gran problema es la nueva dicotomía entre habitantes de la tierra. Hoy el presidente de Amazon, sin trabajar porque recibe su renta financiera, puede ganar 34 mil millones de dólares, en un año, ¡sin trabajar! Para ganar ese mismo dinero un profesor de enseñanza básica en Italia que gana 1.500 euros al mes, debe trabajar ¡un millón de años! Esta es la dicotomía de los habitantes que habitan y los que no habitan. ¿Quién tiene el poder? ¿Los habitantes de Santiago de Chile o el pequeño grupo de presidentes de las grandes transnacionales?”

“Los que dominan crean las condiciones para estimular a quienes no la habitan para hacer guerras entre ellos: las guerras son entre los pobres. Los que pierden en las guerras son los pobres, los dominantes no pierden nada, al contrario, son un buen negocio. Por eso detener las guerras es una nueva dimensión planetaria de la lucha social y económica, más difícil de organizar que la lucha de liberación de un pueblo. Por eso es importante que organizaciones sociales o religiosas, más sensibles, puedan ser el nicho gestor de esta iniciativa que no es de individuos, sino de grupos”.

P.- ¿Cómo podrían hacerlo?

R.- “Se requiere reconstruir la conciencia. Que obreros, profesores, profesionales tengan conciencia de sus necesidades comunes para actuar en conjunto y así enfrentar a los grandes poderes económicos que manejan la humanidad”. 

Cambiar las relaciones

Petrella llegó a Santiago para exponer en el Seminario ‘Clamores del sur’ organizado por el Vicariato Apostólico de Aysén, cuyo obispo, Luis Infanti, también participó activamente. Allí se fraguó contenidos para nutrir este proceso que tendrá un hito culminante en Verona, Italia, a fines de año con la realización del Ágora por la humanización, donde convergerán propuestas procedentes de diversos lugares del mundo que vivieron procesos similares a este en Santiago, muchas veces con activa participación oficial de las iglesias diocesanas. 

Aquí la reflexión se centró en la necesidad de cambiar las relaciones. “En América Latina –dice Petrella–, se ha perdido el control de sus recursos y la decisión política y el control de la propiedad de los recursos está en manos de unos pocos. Yo espero que de estos encuentros surja una organización fuerte que pueda actuar en el campo de la propiedad como punto central del devenir del futuro de la humanidad. Si no se resuelve el problema de la propiedad, por ejemplo, de las semillas, del agua, ¿qué soluciones podemos esperar?”.

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