El arrepentimiento y los compromisos de los obispos chilenos

  • Tras la Plenaria publican una declaración en la que piden perdón a las víctimas de abusos “por no acogerlas”
  •  Se comprometen a mejorar en la lucha, a promover la participación laical y a renovar estructuras en sus diócesis

“Queremos reconocer humildemente que hemos fallado a nuestro deber de pastores” afirma la declaración firmada por los obispos de la Conferencia Episcopal de Chile y difundida al término de su asamblea extraordinaria.

Con esa afirmación piden perdón por no haber acogido a las víctimas de abusos cometidos por clérigos . Expresan a continuación su arrepentimiento “ante quienes han acompañado a las víctimas, a sus familias, a quienes han realizado responsablemente esfuerzos por buscar la verdad, la justicia, la reparación y la purificación, y a los cientos de consagrados y laicos que diariamente dan testimonio del amor, la misericordia y la redención de Cristo y que se ven afectados en su ministerio por causa de los errores, pecados y delitos cometidos”.

También reconocen no haber acogido las orientaciones del Consejo Nacional de Prevención, creado por ellos mismos. “Nuestras faltas u omisiones han causado dolor y perplejidad, han afectado la comunión eclesial y han dificultado la conversión y minado la esperanza”, expresan. Sobre esto dirigió una carta en 2013 el obispo Alejandro Goic al cardenal Ricardo Ezzati, incautada por la Fiscalía y filtrada hace pocos días a los medios de comunicación En la que Goic expresa su queja a Ezzati por no acoger las orientaciones del Consejo que presidía.

Decisiones

La declaración informa de cuatro decisiones adoptadas por el pleno de los obispos en ejercicio. Esas decisiones son:

  • Colaborar con el Ministerio Público,
  • Dar a conocer públicamente las investigaciones previas sobre abusos,
  • La designación de la abogada Ana María Celis, como presidenta del Consejo Nacional de prevención de Abusos y Acompañamiento de Víctimas, y
  • Nuevas atribuciones y competencias para ese Consejo.

En el actual contexto de la investigación judicial que lleva adelante la Fiscalía respecto de presuntos casos de abusos por parte de personal consagrado en la Iglesia, algunos comentarios señalan que estas decisiones sólo se refieren a acciones legales obvias y no aportan al cambio cultural que pidió el Papa Francisco en su texto leído ante todos ellos en Roma, en mayo pasado.

Compromisos

Algo similar afirman comentaristas respecto a los seis compromisos adoptados por los obispos y dados a conocer en la declaración. La principal dificultad frente a este texto, señalan, es la pérdida de credibilidad que afecta hoy a la jerarquía de la iglesia chilena.

“Nos comprometemos -dicen los obispos-  a incrementar nuestra disponibilidad para encontrarnos personalmente, cada obispo, con víctimas de abusos”. También a “buscar criterios comunes en los procesos de reparación hacia las víctimas de abuso”, “a seguir promoviendo la formación permanente en prevención de abusos de todo el personal consagrado y agentes pastorales de las diócesis, y la acreditación de formadores”.

“Nos comprometeremos -prosigue la declaración- a elaborar e implementar un protocolo de buen trato que buscará fomentar relaciones basadas en el respeto por la dignidad de la persona, en ambientes parroquiales, comunitarios y educativos”.

En respuesta a los planteamientos que les hizo el Papa Francisco, los obispos dicen que “nos comprometemos a promover intensamente la participación de laicos y laicas en instancias eclesiales generando ambientes de sinceridad, franqueza y crítica constructiva junto a los consagrados, en una experiencia comunitaria como ‘pueblo de Dios’”.

Finalmente, declaran comprometerse “a hacer una mirada autocrítica de los aspectos estructurales de nuestras diócesis que permitieron la ocurrencia y perpetuación del abuso en la iglesia para que estos hechos nunca más se vuelvan a repetir”.

Corresponsabilidad

Los mismos obispos reconocen la debilidad de estos planteamientos, sobre todo no se percibe en ellos un reconocimiento o acogida de las causas indicadas por el Papa en Roma, cuando los llamó para hacerles ver la crisis que vive la iglesia chilena. “Sabemos -afirman- que las decisiones y compromisos a corto y mediano plazo que hoy hemos anunciado, no solucionan, por sí solos, el dramático flagelo del abuso en nuestra Iglesia, y las complejas causas y raíces del mismo” y encomiendan a cada obispo y superior religioso la tarea de “enmendar, perfeccionar y dar las adecuadas garantías, respecto de sus jurisdicciones”.

Finalmente, recuerdan que “a todos los bautizados y bautizadas que conformamos el pueblo de Dios nos corresponde ejercer nuestra corresponsabilidad en la misión de la Iglesia, con una actitud adulta y crítica en la construcción del tejido comunitario”.

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