Fallece el cardenal Tauran, el encargado de anunciar al mundo que el nuevo papa se llamaba Francisco

  • El presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso murió anoche, 5 de julio, en EE UU
  • Pese a que sufría Parkinson desde 2012, seguía ocupando puestos de responsabilidad en la Curia

Tauran, cónclave de 2013

El cardenal francés, Jean-Louis Tauran (Burdeos, 1943), actual camarlengo y presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, falleció anoche, 5 de julio, en Estados Unidos, donde estaba hospitalizado a causa del Parkinson que sufría, según ha confirmado la Santa Sede. El purpurado, entonces cardenal protodiácono, fue el encargado de contar al mundo que el nuevo papa llegaba desde los confines del mundo y se llamaba Francisco. En el balcón de San Pedro, el 13 de marzo de 2013, se abrió la puerta y apareció para decir: ¡Habemus Papam! Y ese no era otro que el cardenal de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio.

Tauran, de 75 años, sufría la enfermedad desde 2012, una dolencia que no le había lastrado de ocupar importantes puestos en la Curia, ya con Juan Pablo II, pero también con Benedicto XVI y con Francisco. Con Wojtyla fue secretario de Relaciones para los Estados, puesto que actualmente ocupa Paul Gallagher, y, después, el papa polaco le puso al frente de la Biblioteca, cargo que Francisco le ha confiado ahora al portugués José Tolentino.

Benedicto XVI lo colocó en 2007 como presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, puesto en el que le ratificó Francisco. De hecho, fue nombrado el 20 de diciembre de 2014 camarlengo de la Iglesia, cuya función esencial es la de asegurar el intervalo entre dos papas. Así, en abril de este año tuvo lugar su último viaje para relanzar las relaciones con el islam. En este caso, su destino era Arabia Saudí, donde se reunió con el rey Salman en la primera visita de un alto cargo de la Curia a ese país.

Realizó importantes viajes diplomáticos

Hijo de carniceros, el purpurado completó sus estudios clásicos en el Liceo Michel de Montaigne, en Burdeos, y después de pasar dos años en el seminario diocesano, fue enviado a Roma como alumno del Pontificio Seminario Francés y de la Universidad Pontificia Gregoriana, donde completó sus estudios filosóficos y teológicos, obteniendo las Licenciaturas en Filosofía y Teología. El 20 de septiembre de 1969 fue ordenado sacerdote y después de ejercer durante tres años como párroco en Burdeos, ingresó en la Pontificia Academia Eclesiástica.

De 1975 a 1978 trabajó en la nunciatura de Santo Domingo y entre 1979 y 1983 en la de Líbano, posteriormente fue llamado a Roma y el 3 de octubre de 1988 asumió el cargo de subsecretario para las Relaciones con los Estados y el 1 de diciembre de 1990 fue nombrado secretario. El 6 de enero de 1991 fue consagrado obispo por Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro, quien más tarde lo crearía cardenal (2003). En ese entonces era el prelado más joven en ocupar un puesto de máxima responsabilidad en la Curia.

Entre sus importantes viajes destacan tres: en agosto de 1991 encabezó una delegación especial de la Santa Sede a Belgrado en un intento de poner fin a la crisis de Kosovo; el 16 de diciembre de 1995 el Vaticano envió por primera vez a Israel a Tauran, en una visita oficial que incluyó en la agenda el delicado problema de Jerusalén; y en octubre de 1996 visitó La Habana, donde se entrevistó con el entonces presidente cubano, Fidel Castro, tras lo que confirmó el viaje oficial del papa a la isla, que tuvo lugar en enero de 1998. Además, fue miembro activo en la organización de la visita del Papa a Egipto en abril de 2017.

En su última visita a España, el 24 de mayo de 2016, el cardenal acudió a dar una ponencia al Foro Sacerdotal en el Ateneo de Teología de Madrid, donde certificó ante los medios que “no hay una guerra de religiones. Al revés, estas son parte de la solución”. En este encuentro, el cardenal Tauran se mostró esperanzado en que Francisco sea el primer Papa en pisar Pekín y Moscú. “Es un hombre libre y va adelante con lo que cree. Ya ha conseguido grandes logros, como su abrazo con el patriarca de Moscú. Sin duda, ese era el sueño de Juan Pablo II. Despaché todos los miércoles durante 13 años con él y no había día en que no me hablara de Pekín y Moscú”. Destacado colaborador de los tres últimos pontífices, los definió así: “A Juan Pablo II iban a verle, a Benedicto XVI a escucharle y a Francisco a tocarle”. Con el fallecimiento de Tauran, los cardenales electores en un futuro cónclave son 124.

Compartir