Argentina ante el Día del Refugiado: “Lejos de los suyos y de su tierra”

  • Los miembros de la Comisión Episcopal de Migrantes y Refugiados expresan su cercanía hacia los desarraigados y reclaman facilidades para su regularización
  • “Constatamos la realidad creciente y dramática de las migraciones forzadas y del refugio, especialmente la de Venezuela que nos interpela fuertemente”, dicen

En completa sintonía con las palabras del papa Francisco en el documento que se dio a conocer el 14 de enero pasado, la Comisión de Migrantes y Refugiados sacó una declaración en la que se muestra cercana a quienes sufren esta problemática social: el desarraigo. De allí el título –’Lejos de los suyos y de su tierra’– de la misma que señala la crítica situación que viven los migrantes al estar alejados de sus familias y de la tierra que los vio nacer.

La breve declaración contiene diversos puntos para el tratamiento pastoral de los migrantes:

  • superar los propios miedos para salir al encuentro del otro
  • acoger, conocer y reconocer al hermano migrante
  • permanecer cerca de los refugiados para saber cómo y dónde viven
  • comprender sus miedos y preocupaciones frente a un futuro incierto
  • abrirse a la diversidad del otro, reconociendo tanto sus valores y riquezas, como también su estado de vulnerabilidad.

El principio evangélico en el que se basa la declaración es la cita de Mateo en su capítulo 25, 35: “Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, era inmigrante y me acogiste”. “Y para el forastero, el migrante, el refugiado, el prófugo y el solicitante de asilo, todas las puertas de la nueva tierra son también una oportunidad de encuentro con Jesús” (Papa Francisco, 14 de enero de 2018)

Preocupaciones vigentes

Durante este mes, esta Comisión Episcopal estuvo reunida con los delegados diocesanos del área migratoria. En dicha ocasión presentaron también un texto en el que manifiestan sus preocupaciones por la situación que viven los migrantes. “Constatamos –dicen– la realidad creciente y dramática de las migraciones forzadas y del refugio, especialmente la de Venezuela que nos interpela fuertemente”.

Frente a un ley que reconoce el derecho a la migración como un derecho humano, expresan la preocupación por la situación que viven muchos migrantes que piden orientación o asistencia. Y se preguntan si las puertas, que siempre estuvieron abiertas para los desarraigados, no se van “cerrando lentamente”.

En cuanto a los trámites migratorios observan tardanzas y desprolijidades: “La regularización del estado migratorio se está convirtiendo en una circunstancia compleja y poco accesible para la mayoría de los migrantes”, que expone a las personas a nuevos inconvenientes porque ante la falta de documentación es más difícil acceder a los ámbitos laborales, educativos y sanitarios. 

También manifiestan preocupación por la acción de las fuerzas de seguridad y autoridades policiales, que quitan pertenencias o detienen a las personas, especialmente los vendedores ambulantes “sin ningún tipo de respeto por sus derechos”.

Finalmente señalan que si los principios y derechos enumerados en la ley se van restringiendo paulatinamente, se corre el riesgo de cerrar el acceso a “hombres y mujeres de buena voluntad que forjaron nuestra Patria, y que la soñaron con un corazón magnánimo capaz de acoger e integrar a todos aquellos ‘hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino'”, como proclama el Preámbulo de la Constitución Argentina.

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