Mª de la Paz Mena: “Sueño con una congregación que dé respuesta a las realidades emergentes”

  • La superiora general de las Hermanas del Ángel de la Guarda reflexiona sobre el futuro de la congregación
  • “Nuestro carisma no es solo para nosotras; es un don compartido con los laicos siendo”, explica
  • Suplemento Carisma completo

Hoy, nuestro mundo necesita de Ángeles que sean lo que su nombre significa: mensajeros de Buenas Noticias, que viven con gozo y testimonian el amor a Dios y a los hermanos y hermanas”. Así lo considera Mª de la Paz Mena, superiora general de las Hermanas del Ángel de la Guarda. Desde la casa general ofrece su visión sobre el pasado, el presente y el futuro de la Congregación cuando se cumple un año de la beatificación del Fundador, Luis Ormières.

PREGUNTA.- El pasado año vivimos la beatificación de Luis Ormières. ¿Qué significa para la congregación?

RESPUESTA.- Ha sido y es un verdadero acontecimiento de Iglesia y para la Iglesia. La vida de Luis Ormières es un don que Dios ha dado de manera especial a nuestra Familia. Junto a todos hemos dado gracias a Dios por el nuevo beato, por su vida de verdadero discípulo de Cristo, por su confianza y abandono en la Providencia, por enseñarnos a todos con su vida que la Palabra de Dios es nuestra luz y guía, la escuela que frecuentamos para vivir el evangelio por el camino de la sencillez. Porque su gran pasión por los pequeños y los pobres nos anima, nos muestra, que ese es el camino de encuentro con Cristo.

Luis A. Ormières ha sido presentado por la Iglesia como modelo de santidad a imitar. Con él continuamos el aprendizaje para ver y amar la realidad, a las personas, al mundo, a la Iglesia. Es tiempo de agradecimiento, por todo lo bueno que va a brotar, que ya está brotando, tras este reconocimiento. La beatificación de nuestro Fundador la sentimos como impulso y novedad del Espíritu. La invitación a mirar su vida más de cerca nos da la oportunidad de vivir de un modo más profundo la vocación que hemos recibido como Hermanas del Ángel de la Guarda, actualizar la vivencia de nuestro carisma y ofrecerlo a otros, como modo de vivir el Evangelio en la Iglesia y en el mundo.

P.- ¿Por qué es necesaria la presencia de ‘Ángeles’ hoy en medio del mundo?

R.- La Escritura muestra a los Ángeles en la presencia de Dios y enviados a una misión de salvación, siempre en actitud de servicio y disponibilidad. Hoy, nuestro mundo necesita de Ángeles que sean lo que su nombre significa: mensajeros de Buenas Noticias, que viven con gozo y testimonian el amor a Dios y a los hermanos y hermanas, ángeles con los ojos abiertos para contemplar la realidad de nuestro mundo y tratar de transformarla, ángeles que sirven, acogen, cuidan, acompañan, defienden y protegen… son agentes humanizadores de la historia.

P.- ¿Qué papel juegan los laicos hoy en la realidad del Instituto?

R.-Nuestro carisma no es sólo para nosotras, las Hermanas. Es un don compartido con los Laicos en la vivencia de la fe siendo y haciendo verdaderos discípulos de Cristo. Ellos ofrecen una visión renovada del carisma en este camino que hacemos juntos Hermanas y Laicos ampliándose la Familia Ángel de la Guarda. En la Congregación hay un grupo de Laicos y Laicas vinculados que forman la Familia Laical Ángel de la Guarda (FLAG). La vinculación con la Congregación es espiritual y de compromiso evangélico. Pero la Familia Ángel de la Guarda, desde siempre, ha sido mucho más amplia, trabajando con profesores y personal de nuestras obras, familias, agentes de pastoral, jóvenes… Juntos, aportando cada uno nuestro don, queremos hacer presente a Jesucristo en los lugares donde estamos.

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