El futuro del cardenal Pell, en manos de una mujer

  • Una magistrada debe decidir en las próximas semanas si el purpurado australiano será o no juzgado
  • Su defensa cuenta con un famoso abogado defensor cuyas intervenciones han sido públicas

foto del cardenal george pell saliendo del juzgado en australia

El proceso abierto contra el cardenal australiano George Pell por abusos sexuales ya ha superado su primera etapa. Después de escuchar a ambas partes y de minuciosos interrogatorios de los cuales no se han dado muchos detalles (por motivos legales), la magistrada Belinda Wallington será la encargada de decidir en las próximas semanas si hay pruebas suficientes para llevar al miembro del C-9 a juicio. En este proceso ha jugado un papel muy importante el abogado defensor del cardenal, Robert Richter, letrado famoso en Australia por su éxito en la defensa de figuras controvertidas.

Concretamente ha aseverado que las pruebas presentadas contra su cliente no han sido corroboradas o bien no provienen de fuentes fiables. También ha arremetido contra la actuación de los investigadores del caso. Así, preguntó al oficial al cargo acerca de las notas que tomó durante las primeras conversaciones con los denunciantes, quien respondió que no las había tomado por tratarse de un primer encuentro. Richter calificó este hecho de “pésimo”, tras lo que recordó al Tribunal que la policía no había ordenado el registro de archivos eclesiásticos que pudieran ayudar a situar a Pell en los escenarios donde presuntamente habría cometido los abusos. Archivos que por otra parte ha localizado él mismo para demostrar su accesibilidad.

La decisión se espera en abril

Dichos registros son considerados por la defensa como una prueba de la dificultad que supondría haber llevado a cabo los abusos, al menos en uno de los casos. Y es que una de las acusaciones contra Pell es la de haber abusado de dos chicos del coro tras una misa dominical en 1996. Según la defensa, el cardenal solo celebró dos misas dominicales en la catedral aquel año, y habría numerosos testimonios que indicarían que tras ellas habría estado rodeado de gente en la sacristía, dificultando los presuntos hechos. Richter también tendría pruebas de que tras estas misas había ensayos del coro, por lo que afirma que ambos chicos habrían sido echados en falta. Las otras acusaciones se refieren a abusos tanto en una piscina pública como en un cine durante la década de 1970, lo que el abogado defensor sugiere no ocurrió así porque alguien lo habría notado al ser lugares públicos.

Sin embargo, esto es solamente la parte pública de la audiencia, ya que en su mayoría ha tenido lugar a puerta cerrada por tratarse de un caso de abusos sexuales. Por ello las pruebas y testimonios de la primera semana y media no se han dado a conocer, y será basándose tanto en estos como en la defensa de Pell que la magistrada Belinda Wallington tome la decisión de llevar o no a juicio al purpurado australiano. De ser así, sería el miembro de la Iglesia de mayor rango juzgado por abusos sexuales, pero la decisión no se espera al menos hasta finales de abril.

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