Francisco: “Todavía hay presentes resistencias que quieren aguar el Concilio”

El papa Francisco, en su encuentro con los jesuitas de Chile 16 enero 2018

Un mes después del viaje apostólico de Francisco a Chile y Perú (15-22 de enero) llega la tradicional transcripción del encuentro del Papa con los jesuitas de ambos países. Antonio Spadaro la publica hoy en La Civiltà Cattolica con la aprobación del Pontífice. Un caramelo para los medios de comunicación y un momento para la sociedad -creyentes o no- de conocer más en profundidad un pontificado que está a punto de cumplir los cinco años.

El paso 16 de enero, Bergoglio tuvo un encuentro con 90 jesuitas chilenos. Entre los presentes, algunos conocidos, como el P. Carlos Aldunate y su hermano, José, de 101 y 100 años respectivamente. El primero fue director espiritual de un joven padre Jorge en 1960, durante su juniorado. Y su hermano, “el rey del sentido común”, según Francisco. “Una vez, me acuerdo que fui a verlo porque estaba con mucha rabia contra una persona. Quería decirle cuatro verdades. Y el me dijo: ‘Tranquilo, busca otros caminos”. Ese consejo no lo olvidé nunca…”, recuerda.



Los jesuitas chilenos preguntaron a Francisco sin medias tintas: “¿Cuáles han sido las grandes alegrías y los grandes dolores que ha tenido durante su pontificado?”, preguntó uno de los asistentes más jóvenes. “Mi pontificado ha sido un tiempo tranquilo, de paz”, subraya. De hecho, afirmó que, aunque no le quita la paz, sí es verdad que “los chismes me dan pena, me duelen y me ponen triste”. Los hijos de san Ignacio parecían periodistas. No perdieron el tiempo y en la segunda pregunta entraron en materia: “¿Qué resistencias has encontrado durante tu pontificado y cómo las has vivido y discernido?”, preguntaron. Una respuesta en la que Francisco se explayó.

“No puedo negar que hay resistencias, las veo y las conozco”

“Frente a la dificultad nunca digo de que es una resistencia. Eso sería faltar al deber de discernir. Es fácil decir que es una resistencia y no darse cuenta de que en esa disputa puede haber aunque sea un poquito de verdad”, explica. Y añade: “Yo me dejo ayudar. A menudo pregunto a una persona: “¿Qué piensas de esto?”. Esto me ayuda también a relativizar muchas cosas que, a primera vista parecen resistencia, pero que en realidad son una reacción que nace de un malentendido, del hecho de que algunas cosas hay que repetirlas, explicarlas mejor…”.

En este sentido, el Papa entona un mea culpa, porque un pontífice también tiene defectos. “Puede ser un defecto mío el hecho de que a veces doy por sentadas algunas cosas o pego un salto lógico sin explicar bien el proceso porque estoy convencido de que el otro entendió al vuelo el razonamiento que hago. Me doy cuenta que si vuelvo atrás y explico mejor entonces ahí el otro dice: ‘Ah, sí, está bien…'”.

Pero haberlas, haylas. Y Francisco no lo niega. “Cuando me doy cuenta de que hay verdadera resistencia, la sufro. Algunos me dicen que es normal que haya resistencias cuando alguno quiere hacer cambios. El famoso ‘siempre se hizo así’, reina en todas partes. Todos las vivimos en el post-concilio, con las resistencias después del Concilio Vaticano II, que todavía están presentes, y llevan a relativizar el concilio, aguar el concilio”, explica. Y continúa: “Me me duele más todavía cuando alguno se enrola en una campaña de resistencia. No puedo negar que están. Las veo y las conozco”.

“Por salud mental no leo sitios de internet de la ‘resistencia'”

El Papa también habló de resistencias doctrinales. “Por salud mental yo no leo los sitios de internet de esta así llamada ‘resistencia’. Sé quiénes son, conozco los grupos, pero no los leo, simplemente por salud mental. Si hay algo muy serio, me lo avisan para que yo lo sepa. Es una pena, pero creo que hay que seguir adelante. Los historiadores dicen que para que un concilio arraigue hace falta un siglo. Estamos a mitad de camino”, indicó.

Bergoglio hizo una defensa cerrada del Concilio durante su intervención: “A veces uno se pregunta: pero este hombre, esta mujer, ¿leyó el Concilio? Y hay gente que no lo leyó. Y si lo leyó, no lo entendió”. Sin huir de la palabra resistencia, el Papa dijo que cuando las percibe trata de dialogar cuando el diálogo es posible, pero algunas resistencias vienen de personas que creen poseer la vera doctrina y te acusan de hereje. Cuando en estas personas por lo que dicen o escriben no encuentro bondad espiritual yo simplemente rezo por ellos. Siento pena, pero no me detengo en este sentimiento por salud mental”.

“Los viernes me encuentro con víctimas”

Por otro lado, el 19 de enero, después de visitar al presidente de Perú, Pablo Kuczynski, Francisco se reunió con más de 100 jesuitas peruanos. En este caso, los religiosos centraron la conversación en uno de los caballos de batalla de Bergoglio: los abusos a menores en el seno de la Iglesia. “Los abusos son la desolación más grande que está viviendo la Iglesia”, señaló para pasar a contar una anécdota de su etapa como arzobispo de Buenos Aires. Un día por la calle, se cruzó con un matrimonio con un niño de dos o tres años. El pequeño corrió hacía él. Y el padre le dijo: “Vení, vení, vení… ¡Cuidado con los pedófilos!”. “La vergüenza que pasé…”, recuerda.



Al mismo respecto, el Papa declaró que “a veces se dicen cosas como ‘recurso consuelo’ y alguno llega a decir: ‘Bueno, mirá las estadísticas… el 70% de los pedófilos son del entorno familiar, vecinal. El porcentaje de los pedófilos que son sacerdotes no llega al 2%, es el 1,6%. No es para tanto…’. Pero es terrible aunque fuese solo uno de estos hermanos nuestros”. Y añade: “Dios lo ungió para santificar a los chicos y a los grandes y él, en vez de santificarlos, los destruyó. Es horrible”. Francisco les invitó a escuchar estos testimonios, y les confesó que “los viernes, a veces se sabe y a veces no se sabe, me encuentro habitualmente con algunos de ellos”.

En otro orden, el Papa les pidió que sean Iglesia en salida, porque “a veces el pueblo de Dios está herido por una catequesis rígida, moralista, del ‘se puede o no se puede’. Y la Iglesia necesita “una Iglesia pobre y para los pobres. Los pobres no son una fórmula teórica del partido comunista. Los pobres son el centro del Evangelio”, subrayó. Y es que “no podemos predicar el Evangelio sin los pobres. Es en esta línea en la que siento que el Espíritu nos está llevando. Y las resistencias para no hacerlo son fuertes. Pero debo decir también que para mí el hecho de que nazcan resistencias es un buen signo. Es el signo de que se va por buen camino, de que ese es el camino. Si no fuera así, el demonio no se molestaría en hacer resistencia”.

Por último, Bergoglio les hizo una petición oficial como Pontífice: “Enseñad con humildad a discernir”, porque “en general, sobre todo nosotros que pertenecemos a la Vida Religiosa, sacerdotes, obispos, a veces demostramos poca capacidad de discernimiento, no sabemos hacerlo, porque fuimos educados en otra teología quizás más formalista. Nos detenemos en el ‘se puede o no se puede'”. Y antes de marcharse su tradicional ‘recen por mí’, pero esta vez acompañado de otro encargo: “Pidan para que el señor me mantenga la paz”.

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