Antonio Ávila: “Tenemos que recuperar lo que se metió en el cajón del olvido del Vaticano II”

  • El Instituto Superior de Pastoral de Madrid inaugura hoy la 29ª Semana de Teología Pastoral
  • El objetivo de las jornadas, urgir a la conversión de los fieles, en la línea que pide Francisco en ‘Evangelii gaudium’
  • “La Iglesia tiene que hablar con el mundo de hoy, que ya no es el del Concilio, y para lo que no nos valen ahora solo sus documentos”, señala el director del ISP

Un grupo de laicos durante el descanso en una jornada de apostolado seglar en Madrid

‘Urgidos a la conversión’. Ese el título de la ponencia inaugural con la que en la mañana de este martes 23 de enero, Juan Martín Velasco inaugura la 29ª Semana de Teología Pastoral, organizada por el Instituto Superior de Pastoral de Madrid, y que hasta el próximo jueves reflexionará, a través de conferencias, mesas redondas y diálogos con especialistas, sobre ‘Conversión personal, conversión pastoral. Vivir en cristiano en tiempos de incertidumbre’.

Se trata, en palabras de su director, Antonio Ávila, de “un tema urgente, porque no es cuestión simplemente de cambiar las formas, dado que nosotros no vendemos un producto, sino que mostramos una experiencia. Y Martín Velasco es uno de los grandes profetas en esta cuestión, pues gran parte de su producción literaria gira en torno a la experiencia de Dios, alertándonos de que es un punto básico del que no podemos prescindir”.

“Como decía el papa Benedicto XVI, en la misma Iglesia estamos tocados por la indiferencia. Por eso, necesitamos una personalización de la fe y maestros de vida interior para que vivamos estos cambios, que más, que una purificación, suponen una recuperación de la experiencia teologal y una profundización en la vivencia de la fe”, señala el director de esta institución académica de la Universidad Pontificia de Salamanca.

Tiempos de esperanza e incertidumbre

Esta Semana de Teología Pastoral estudiará formas alternativas de vivir el cristianismo en distintos contextos, pero Antonio Ávila ya adelanta que, tanto el Instituto Superior de Pastoral como los participantes en esta cita eclesial que está a punto de cumplir 30 años, “vivimos estos tiempos con alegría, como nos invita a hacerlo el papa Francisco en su Evangelii gaudium, porque el Evangelio lleva la alegría al corazón de los creyentes. Y, también, porque estos tiempos están suponiendo recuperar cosas que estaban metidas en el cajón del olvido del Vaticano II”.

Son –añade el sacerdote–, momentos que se viven con esperanza y, a la vez, incertidumbre. “Esperanza, porque creemos que estamos abriendo un tiempo nuevo, aunque siendo igualmente conscientes de que, cuando parece que estamos entrado en una primavera eclesial, no siempre es tan fácil y puede acontecer un tiempo de invierno que hiele de nuevo las raíces”.

Y en cuanto a las incertidumbres, el director de este emblemático centro para la formación de sacerdotes, religiosos y laicos, no ignora que “igualmente sabemos que hay resistencias dentro de la Iglesia a esta primavera, porque, afortunadamente, es una institución plural, lo cual es una riqueza, además de ayudarnos a no ser excesivamente utópicos”.

Hablar con el mundo de la indiferencia

Sobre esas cuestiones que, según su expresión, están “en el cajón del olvido del Vaticano II”, el sacerdote señala “el tema de la corresponsabilidad laical, la corresponsabilidad y colegialidad episcopal o el papel de la mujer en la Iglesia”. Asimismo, incide en la importancia del discernimiento de los agentes de pastoral, en concreto, de los presbíteros, y la necesidad de formación en la línea de la nueva Ratio, “toda vez que el relevo de los sacerdotes en un problema muy grave en la Iglesia, hasta el punto de que hay comunidades que no pueden celebrar por la falta de curas”.

Tampoco olvida Antonio Ávila una cuestión que se percibe de manera muy palpable, y es la de la necesidad de dialogar con el mundo actual. “Ya no es aquel mundo en el que se desarrolló el Concilio Vaticano II, y para el cual ya no nos valen sus documentos. Ahora, la Iglesia tiene que hablar con el mundo de la indiferencia, con la posmodernidad”, señala el director.

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