Jocabed Solano. Teóloga indígena

“Mientras más caminaba con mi gente más me convertía”

La teóloga panameña Jocabed Solano hace parte del pueblo Guna. Recientemente, en un espacio propiciado por la Fraternidad Teológica Latinoamericana, compartió en Bogotá su reflexión sobre el rostro indígena de Dios. “Mi vida es como una mola”, afirma. Con formas y colores, el tejido tradicional de las mujeres de su pueblo reúne lo diverso en la unidad y es una expresión de resistencial cultural. Para Jocabed, la fe cristiana no riñe con los valores originarios de sus abuelos. La conversión para ella ha sido caminar con los suyos.

¿Cómo explicas que no se haya dado en tu caso una separación entre fe cristiana e identidad cultural?

Provengo de un hogar cristiano bautista, pero crecí escuchando las historias que contaban mis abuelos. Frente al fogón, mi abuela comparaba la conquista con una colonización presente en nuestra época. “Los fantasmas están allí, mientras ustedes pierden su lengua, su identidad, su danza”, decía. Esas historias quedaban en el recorrido de la vida diaria. Por eso era muy difícil que, siendo cristianos, hiciéramos una separación total; era una lucha intensa entre lo que los abuelos narraban y lo que escuchabas en la iglesia. A través de narrativas, el pueblo Guna ha transmitido de generación en generación su conocimiento. No se trata de contar por contar. Cada narrativa se traduce en resistencia política, que explica cómo hemos hecho frente al epistemicidio.

¿Qué tiene que ver esto con el tejido?

La palabra mola tiene que ver con mariposa y habla de un proceso de transformación. En las transformaciones adquiridas como pueblo, caminando, remando, hemos asumido elementos de otros; y otros lo han hecho de nuestro pueblo. Para la mujer el tejido es una forma de comunicación, que expresa cómo percibimos al mundo y a Dios. La mola se va construyendo a partir de las experiencias. Para nosotros el cosmos es pluriverso, hay otras dimensiones. La constitución política del guna está basada en cómo trabajan las aves, en cómo se mueven los animales; en los sonidos, a partir de escuchar, ver, oler, tocar, sentir. Más que el discurso, para nosotros lo importante es la narrativa, que no es solo una forma de lenguaje, sino también de vida. Vivimos la vida en narrativa: mientras vives vas construyendo la mola.

Es una forma de resistencia femenina.

La casa del Congreso General Guna es el centro del corazón de nuestro pueblo, en donde éste se congrega. Mientras el hombre canta una canción, la mujer escucha y hace una interpretación a través del arte. El pueblo guna valora mucho a la mujer. Políticamente, cuando una mujer y un hombre se casan, él va a la casa de ella.

Ahora bien, por todo el proceso de colonización recibido, pareciera que a veces el hombre estuviese en un nivel superior. También los indígenas han sido influenciados por el patriarcado  y el machismo. Sin embargo, por mucho tiempo la mola ha sido una resistencia dentro de la resistencia; ella ha resistido por cientos de años para poder expresar la forma de pensamiento de la mujer.

¿Por qué los guna dan tanta importancia a la casa?

La casa tiene un sentido espiritual. Cada niño sabe que todo en ella representa algo. Hay un palo fuerte en el centro. La abuela le explica al niño que así como una casa se cae cuando uno de esos palos falta, nuestra comunidad se cae cada vez que alguien es discriminado. Por eso necesitamos reconocer a los demás. Simbólicamente es fuerte, para enseñar cómo vivir en comunidad. La hamaca, por ejemplo, es como el corazón de nuestra espiritualidad; el abuelo canta en ella. Se cree en la impronta de la naturaleza en el sonido. La persona se une en el canto al canto del cosmos. Así nuestro pueblo dice al Creador que estamos con él e invita a la gente a participar con Dios de esa recreación, para poder crear una vida comunitaria que nos permita ser fieles.

DICTO SENTENCIA

  • A través de narrativas, el pueblo Guna ha transmitido de generación en generación su conocimiento.
  • Cada narrativa se traduce en resistencia política y explica cómo ha hecho frente al epistemicidio.
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