Karen Armstrong: “El terrorismo mezcla una religiosidad pervertida con un secularismo envilecido”

  • Experta en religión comparada, la escritora británica es la premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2017
  • En una de las pocas entrevistas concedidas en España, habla a VN sobre el islam, el yihadismo o la Iglesia católica
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Karen Armstrong, experta en religión comparada, escritora pensadora premio Princesa de Asturias Ciencias Sociales 2017

Karen Armstrong (Wildmoor, Reino Unido, 1944) ingresó en el convento de la Sociedad del Santo Niño Jesús en 1962, cuando tenía 18 años, y colgó los hábitos a los 25 tras una experiencia “mortificante”. Sea como fuere, lo cierto es que no ha cesado de repetir que no fue compasión lo que aprendió en el monasterio. Durante años, tuvo una relación más que conflictiva con la religión y aquella situación espiritual la llevó a alejarse de su congregación y de la Iglesia. En esa toma de distancia, se matriculó en Oxford con la intención de convertirse en profesora de literatura, pero una serie de acontecimientos volvieron a colocarla en la senda religiosa.

“Culpamos a la religión de la violencia, cuando en realidad la violencia está en la naturaleza humana –ha repetido hasta la saciedad–. Las guerras son un invento de la civilización y están presentes en todo tipo de sociedades, mucho antes de la llegada del monoteísmo”. (…)

Iniciando la setentena, Armstrong reconoce haberse reconciliado con su religión “gracias, en gran parte, a la labor de Francisco, que predica con el ejemplo y con los pequeños grandes gestos”. Al igual que Bergoglio, considera que el reto de este siglo será apreciar, y no solo tolerar, al resto de credos.

PREGUNTA.- Al agradecer la concesión del Princesa de Asturias, usted señaló que “se viven tiempos peligrosos”. ¿Comparte la teoría de Francisco de que estamos viviendo una tercera guerra mundial en pedazos?

RESPUESTA.- Efectivamente vivimos tiempos peligrosos, pero confío en que no sea una tercera guerra mundial por entregas, lenta y dilatada. Siempre existe el peligro de que, con gobernantes imprudentes como Trump, se traspasen todas las líneas, la de la sensatez incluida. También me temo, que solo es cuestión de tiempo que una violenta organización antisistema, como el Estado Islámico, consiga un sencillo dispositivo nuclear. El auténtico problema es que el Estado ha perdido el control de la violencia. (…) También es extremadamente peligrosa nuestra falta de entendimiento mutuo, la falta de comprensión de nuestras historias, nuestro acervo cultural, así como el de otros pueblos. Eso provoca en las personas un falso sentido de la justicia que nos convierte en insensibles al sufrimiento de otros pueblos y otras culturas. En un mundo global no deberíamos poder permitirnos tamaña atrocidad. (…)

“No habría ISIS si los británicos y los franceses no hubieran ocupado Irak”

P.- ¿Se puede acabar con la barbarie terrorista que estamos viviendo solo con la compasión o es una utopía?

R.- Depende de lo que queramos decir con ‘compasión’. El concepto no pasa simplemente por tener lástima de alguien o sentirse vagamente empático hacia lo que le ocurre, siente y piensa. Significa ‘pasión con’, que debemos aprender a ponernos en los zapatos del otro y tratar de ver las cosas desde su punto de vista, como si no hubiera distancia entre el observador y lo observado. Y eso nos obliga a educarnos a nosotros mismos. Si queremos detener las actividades terroristas, los gobiernos occidentales deben revisar sus políticas hacia muchos países de mayoría musulmana. (…) No habría ISIS si los británicos y los franceses no hubieran ocupado Irak. La compasión nos haría preguntarnos: ¿cómo nos sentiríamos si nuestro pueblo fuera maltratado y degradado? Esa es la reflexión, desde la compasión, que debemos hacer.

P.- ¿Guerra de religiones, guerra de civilizaciones o guerra de intereses disfrazados detrás de un credo?

R.- ¿Qué motiva estos ataques terroristas? En la mayoría de los casos, es una mezcla de secularismo envilecido y una religiosidad pervertida, malversada. El ISIS es un buen ejemplo de ello. (…)

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