USCCB: “Cuando un padre trabajador no puede sacar a su familia de la pobreza, algo está terriblemente equivocado”

  • El obispo Frank Dewane, del Comité Episcopal de Justicia Interna y Desarrollo Humano, ha emitido un mensaje con motivo del Día del Trabajo en Estados Unidos 

Este lunes 4 de septiembre se celebra el Día del Trabajo en la Unión Americana, y la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés) ha querido aprovechar la ocasión para hacer una reflexión a la luz del magisterio del papa Francisco.

El responsable del mensaje fue el obispo de Venice, Florida, Frank Joseph Dewane, presidente del Comité de Justicia Interna y Desarrollo Humano de la USCCB, quien no sólo expuso con claridad los problemas en el mundo del trabajo que socavan la dignidad de la persona y amenazan la estabilidad de la sociedad, sino que también recordó la naturaleza del trabajo que debe favorecer a la familia.

“Cuando un padre que trabaja tiempo completo, o incluso trabaja en múltiples puestos de trabajo más allá de las horas laborales estándar y no puede sacar a su familia de la pobreza, algo está terriblemente equivocado”, aseguró el obispo Dewane, quien consideró que todos los involucrados en la determinación de los salarios deben responder a esta grave responsabilidad moral.

Jesucristo y su Iglesia –agregó– miran con amor a tantos hombres y mujeres que trabajan largas horas sin descanso para proveer a sus seres queridos; a las familias que se ven en la necesidad de migrar, enfrentando los más altos riesgos y sufriendo a menudo una tragedia para encontrar mejores oportunidades; a los trabajadores que soportan condiciones de trabajo inseguras, salarios bajos y crisis de salud; a las mujeres que sufren disparidades salariales y explotación; y a todos aquellos que sufren los efectos del racismo en cualquier entorno, incluido el trabajo.

Efectos contra la familia

El obispo explicó que en Estados Unidos la economía está creciendo y el desempleo disminuyendo, pero los salarios o permanecen estancados o se están reduciendo para la gran mayoría de la gente, mientras que un porcentaje menor recolecta la nueva riqueza que se genera. “Esto trae consecuencias, pues el estrés económico está contribuyendo a una disminución de las tasas de matrimonio, el aumento de los nacimientos fuera de los hogares biparentales y la pobreza infantil”.

“Pero además­ –añadió– esta inestabilidad económica también perjudica a la comunidad de fe, ya que los estadounidenses que recientemente han experimentado desempleo son menos propensos a ir a la Iglesia, a pesar de que ésta puede ser una fuente de gran apoyo en tiempos difíciles. Y por si fuera poco, los golpes económicos y sociales están más relacionados con el aumento del uso de métodos anticonceptivos, tasas más altas de abortos, mayor abuso de alcohol y drogas y aumento de la delincuencia”.

Sobre el descanso, el obispo estadounidense aseguró que “cuando los trabajadores no tienen tiempo suficiente para descansar, las familias sufren, pero también se pierde el tiempo necesario para el crecimiento espiritual y la construcción de una relación con Dios. Recuerda que el papa Francisco ha dicho que es inhumano que los padres pasen tanto tiempo trabajando que no puedan ni jugar con sus hijos”.

Por ello –dijo– los empleadores deben considerar el bienestar total de sus empleados y dar prioridad a las condiciones que les ayuden a prosperar como personas humanas. “Los salarios y las horas de trabajo deben apoyar las necesidades fundamentales de las personas para formar y nutrir a las familias. Las necesidades espirituales de los trabajadores también deben ser tenidas en cuenta”.

Empresas al servicio de la sociedad

El obispo pidió seguir a Jesús siendo solidarios con el prójimo e hizo referencia al papa Francisco, quien ha dicho que esta situación requiere que “nos volvamos vecinos” de cada persona. “Vemos un ejemplo poderoso de esto ahora a lo largo de la Costa del Golfo, donde los socorristas están actuando como buenos samaritanos para todos los que están en peligro por los impactos del huracán Harvey”, dijo.

También consideró que las empresas de propiedad de los trabajadores pueden ser una fuerza para fortalecer la solidaridad. En este sentido, recordó que la Campaña Católica por el Desarrollo Humano ha ayudado en la formación de muchas empresas de propiedad de los empleados que proporcionan empleos en comunidades donde las oportunidades de trabajo pueden ser escasas.

Al referirse a los líderes de negocios y al propio gobierno, Frank Dewane afirmó que éstos deben revisar el marco moral de la Iglesia para equilibrar el papel legítimo del beneficio en un negocio y las obligaciones morales de pagar un salario justo, una enseñanza que surgió de la experiencia histórica de la revolución industrial, pero que hoy se hace  necesaria en medio de una revolución tecnológica que ha coincidido con una grave disparidad económica y que amenaza con continuar o acelerarse debido a muchos factores, como la creciente presencia de la tecnología de automatización en el lugar de trabajo.

Y es que –concluyó– el propósito de una empresa no es simplemente obtener ganancias, sino que se encuentre en su misma existencia como una comunidad de personas que de diversas maneras están tratando de satisfacer sus necesidades básicas y que forman un grupo particular al servicio del toda la sociedad. “El beneficio es un regulador de la vida de un negocio, pero no es el único; hay que tener en cuenta otros factores humanos y morales que, a largo plazo, son al menos igualmente importantes para la vida de una empresa”.

Compartir