Compañía en el dolor

Atrapados a 1.300 metros de profundidad, dos mineros han sido dados por muertos al culminar el rescate infructuoso. El obispo de Aysén acompañó a sus familiares y compañeros de trabajo.

El Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) dio por terminadas las faenas de búsqueda de Jorge Sánchez (25) y Enrique Ojeda (34), los dos mineros desaparecidos desde el 9 de junio pasado en la mina Delia II de la comuna de Chile Chico, en la Región de Aysén. Omar Cortés, subdirector del Sernageomin, informó que “ya se estableció claramente el patrón de inundación que sufrió la mina. El yacimiento se encuentra completamente inundado y no existen alternativas de cavidades con aire u oxígeno en donde hubiera posibilidades de sobrevivencia. Por eso, termina la etapa de perforación de sondajes”.

Los mineros Ojeda y Sánchez trabajaban en una galería a unos 1.300 metros de la entrada de la mina de oro Delia II, situada en la sureña región de Aysén y propiedad de la firma canadiense Mandalay Resources, cuando el 9 de junio el lugar se inundó al colapsar un muro.

De inmediato se iniciaron labores de rescate que incluyeron sondas a través de las cuales se comprobó que el derrumbe dejó conectada la mina a la Laguna Verde, cercana al lugar, la que vació parte de su agua al interior de las galerías. “Al ser un sistema hidrológico conectado laguna-mina, la probabilidad de drenar es prácticamente nula. Desde un punto de vista técnico-científico nosotros agotamos todas las posibilidades a nuestro alcance para tratar de rescatar cuerpos o equipos”, concluyó el subdirector del Sernageomin.

Incluso, buzos de la Armada y del Ejército colaboraron en las tareas de rescate, que incluyeron también la introducción de dos robots, los que finalmente quedaron atrapados en el sector donde se creía que podían estar los mineros.La dureza del clima, con varios días de fuerte nevazón, agregó dificultades al trabajo.

“Quiero expresar en nombre del gobierno nuestra honda preocupación por el accidente ocurrido que ha afectado a dos trabajadores, Enrique Ojeda y Jorge Sánchez, cuya situación aún se desconoce”, señaló la presidenta Michelle Bachelet en La Moneda, a los pocos días de la tragedia. “Sabemos la angustia que deben estar viviendo sus familias, sus amigos, sus compañeros de trabajo, pero Chile entero está pendiente de su situación, no están solos”, dijo la jefa de Estado. “Toda mi solidaridad y afecto a las familias y espero que los intentos sean exitosos”, finalizó.

Familias fuertes

Ya a fines de junio la empresa minera expresó en una declaración pública que, pese a que se mantienen las labores de sondaje de la zona inundada, “lamentablemente, no existe posibilidad de encontrar con vida a los mineros. Así se lo hemos hecho saber a sus familias, con quienes hemos mantenido contacto permanente y quienes, naturalmente, han sido los primeros en recibir esta información”, expresa el documento.

Ese comunicado motivó la realización de una celebración eucarística en Chile Chico, presidida por el obispo Luis Infanti, con asistencia de los familiares de los mineros, compañeros de trabajo, autoridades y rescatistas. En ella, el obispo bendijo piedras traídas directamente de la mina Delia II, que fueron entregadas simbólicamente a todos quienes asistieron a la Liturgia.

El obispo Infanti destacó la fortaleza de las familias indicando que “en la Patagonia manifestamos siempre que estamos unidos en los momentos gratos y también en los momentos difíciles. Unidos a las familias de Jorge y Enrique, a los mineros, a las autoridades, a la empresa, a toda la población. Sentimos que el dolor compartido se alivia, no se elimina, pero se alivia y por eso hemos querido desde la fe, fortalecer nuestra unidad, nuestro compromiso, para vencer esta dificultad y todas las que se nos presenten. Creo que es un momento sumamente delicado, sumamente enriquecedor y esperanzador, la fortaleza, la confianza la unidad cada día se fortalecen gracias a tantas personas de Chile Chico y de otras partes que nos acompañan y nos ayudan a vencer estas dificultades con fe y con esperanza”, dijo el prelado.

En cuanto supo de esta tragedia, el obispo se trasladó a Chile Chico para acompañar a su gente.

Estando allá, una semana después Vida Nueva tuvo un intercambio de mensajes con él y nos expresó que “no se sabe absolutamente nada de ellos. Hay una leve confianza que hayan podido llegar a un refugio al interior de la mina, pero las probabilidades son mínimas, pues ha habido derrumbes y filtraciones de agua de una laguna que está a la entrada de la mina. La tensión aumenta día a día que pasa y las esperanzas se debilitan”.

“Aquí –explicó Infanti a Vida Nueva– estamos con la difícil tarea de acompañar a los familiares, a los mineros, a las autoridades, a la empresa y a toda la comunidad. Nos sostiene la oración”.

Una vez concluida la Eucaristía, el Jefe de la Defensa Nacional general Fernando San Cristóbal Schott, agradeció al obispo expresando: “ha sido un gran apoyo para las familias”. Y calificó la celebración como una muestra de unidad, acompañamiento y consuelo para las familias, ante el dolor que están viviendo. “Hoy participamos todos juntos –dijo el general–, autoridades y la comunidad, en una misa que fue hecha en honor a los mineros. Es importante que sus familias vivan el duelo y procesen este momento que es tan íntimo y personal. Esta liturgia es sin duda es un espacio que esperamos permita dar paz a la familia, a la comunidad y a los mineros de Chile Chico”, señaló.

Y agregó: “luego de 18 días de incansable esfuerzo, el equipo que está desplegado y seguirá trabajando en los frentes que sean necesarios, hasta que agotemos todos los recursos. Que no quepa duda de eso. Para la tranquilidad de la familia, de los sindicatos y de la opinión pública, no hemos escatimado, ni escatimaremos, en recursos ni en técnicas científicas, tanto desde el punto de vista minero, como hidráulico”.

Pese a los esfuerzos, las condiciones del derrumbe fueron superiores debido a la inundación y la conexión entre la mina y la laguna impidiendo el drenaje o el rescate de los mineros.

El mismo general San Cristóbal expresó: “lamentamos profundamente que éste sea el desenlace. Claramente nos hubiese gustado estar en otras condiciones, pero hay que enfrentar la realidad. Los análisis técnicos realizados por diferentes expertos y en base al uso de diferentes técnicas –muchas de ellas no convencionales– nos permiten asegurar con toda responsabilidad y respeto que no es posible encontrar con vida a Jorge Sánchez y a Enrique Ojeda. Pedimos a los medios de comunicación que sean respetuosos con este momento de dolor”.

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