La fe y el Dios de Martin Luther King en diez textos imprescindibles

  • En el cincuenta aniversario del asesinato del célebre pastor, sus sermones y discursos reflejan a un Dios que actúa en la historia concreta del hombre, que llama a una fe concreta y activa
  • “¡Yo solo quiero hacer la voluntad de Dios! ¡Y Él me ha dejado subir a la montaña! Y he mirado en torno a mí ¡y he visto la tierra prometida!”, dijo en su última alocución

Imagen del parque nacional Martin Luther King de Atlanta/EFE

Hoy, 4 de abril, se cumplen cincuenta años del asesinato de Martín Luther King al recibir un disparo a manos de un francotirador en Memphis. Tenía 39 años y era un icono de la lucha por los derechos civiles y el fin de la discriminación racial, que fue reconocido con el Premio Nobel de la Paz en 1964.

Licenciado en teología y doctorado en filosofía, el pastor Luther King de la Ebenezer Baptist Church, siempre combinó su ministerio religioso con un activismo social que emanaba del Evangelio. Así se percibe en algunas de las reflexiones que, en primera persona, se recogen a continuación:

1.“No es posible la comunión sin la libertad”

Logró su doctorado en filosofía a través de la tesis ‘Una comparación entre la concepción de Dios en el pensamiento de Paul Tillich y Henry Nelson Wieman’. En su texto, incluye una reflexión sobre el concepto de comunión:

“El hombre religioso siempre ha reconocido dos valores religiosos fundamentales. Uno de ellos es la comunión con Dios, el otro es la confianza en su bondad. Ambos implican la personalidad de Dios. No es posible la comunión sin la libertad y la inteligencia. Pueden haber interacciones entre seres impersonales, pero no comunión. La verdadera comunión y compañerismo solo puede existir entre seres que se conocen y tienen una actitud volitiva el uno hacia el otro. Si Dios fuera una mera ‘interacción’ o ‘proceso’ como diría Wieman, o simplemente el ‘ser en sí’ como decía Tillich, ninguna comunión con él sería posible. El compañerismo requiere de la muestra de voluntad y sentimiento.

A esto se refieren las Escrituras cuando hablan de Dios como el Dios ‘viviente’. La vida que se atribuye a Dios significa que en Dios hay sentimiento y voluntad que responde a los anhelos más profundos del corazón humano; este Dios evoca y responde a la oración….”

2.“Decimos que creemos en Él, pero vivimos como si no existiera”

De 1954 data ‘Redescubriendo los valores perdidos’, uno de los sermones más memorables donde ahonda en el concepto del relativismo moral:

“Hay que recordar que es posible afirmar la existencia de Dios con los labios y negar Su existencia con sus vidas. El tipo de ateísmo más peligroso no es el ateísmo teórico, sino el ateísmo práctico, que es el de la clase más peligrosa; y el mundo (incluso la Iglesia) está lleno de gente que da servicio de labios a Dios y no lo sirve con su vida. Y siempre hay peligro de que vayamos a hacer que parezca externamente que creemos en Dios, cuando internamente no lo hacemos. Decimos con nuestras bocas que creemos en Él, pero vivimos nuestras vidas como si nunca hubiera existido. Ese es el peligro siempre presente que hay que confrontar en la religión. Ese es un ateísmo peligroso…

Hemos adoptado en el mundo moderno una especie de una ética relativista… hemos aceptado la actitud de que el bien y el mal son meramente relativos a nosotros… La mayoría de la gente no puede defender sus convicciones, porque puede ser que la mayoría de la gente no lo está haciendo: “no todo el mundo no lo está haciendo, por lo tanto ha de estar mal”, y “como todo el mundo lo está haciendo, han de estar correcto. Así, es una especie de interpretación numérica de lo que es correcto.

Pero yo estoy aquí esta mañana para decirles a ustedes que hay algunas cosas que están bien y algunas cosas están mal. ¡Eternamente sí, absolutamente que sí! ¡Está mal odiar! ¡Siempre ha estado mal y siempre estará mal! ¡Es malo en Estados Unidos, es malo en Alemania, es malo en Rusia, es malo en China! ¡Estaba mal en el año 2000 a.C., y está mal en el año de 1954 d.C.! ¡Siempre ha estado mal, y siempre estará mal!”.

3.“El Dios de la religión es el Dios de la vida”

El 4 de julio de 1954 pronunciaba ‘Una religión de hacer’, una alocución en la que reivindicaba la llamada a la acción concreta que invita el Evangelio:

“En estas palabras Jesús pone énfasis en una concreta religión práctica y no en una religión teórica abstracta. En otras palabras, él está poniendo énfasis en una religión activa que hace, en vez de en una religión pasiva de hablar. La religión, para ser real y genuina, no solo debe ser algo de lo que los hombres hablen, más tiene que ser algo que los hombres vivan. Jesús reconoció que siempre existe el peligro de tener una presión arterial alta de credos y una anemia de acciones. Él estaba seguro de que el árbol de la religión se seca e incluso muere cuando no puede producir el fruto de la acción (…).

¿Cuánto de nuestro cristianismo contemporáneo puede ser descrito como un mero hábito dominical? Para decirlo figuradamente, el cristianismo no es una prenda que usamos en la vida cotidiana, sino un traje que nos ponemos los domingos por la mañana, y que colgamos de cuidadosamente en el armario por la noche del domingo, y nunca volvemos a tocar de nuevo hasta el próximo domingo. Tenemos una apariencia de religión pero no tenemos nada que ver con ella como una fuerza. Como Elis Stanley Jones lo dijo, “vacunados con una forma ligera de cristianismo, nos hemos vuelto inmunes al credo genuino.

Sin embargo, si la religión ha de ser real y genuina en nuestras vidas, entonces debe ser vivida como una fuerza dinámica. La religión debe ser eficaz en el mundo político, el mundo económico, y de hecho toda la situación social. La religión debería fluir a través de la corriente de toda la vida. La dicotomía fácil entre lo sagrado y lo secular, el dios de la religión y el dios de la vida, el dios del domingo y el dios del lunes, ha causado estragos en los portales de la religión. Tenemos que darnos cuenta de que el Dios de la religión es el Dios de la vida y que el Dios del domingo es el Dios del lunes”.

4.“Seamos cristianos en todas nuestras acciones”

Su célebre discurso sobre el boicot de autobuses de Montogomery que escucharon cerca de 5.000 personas tenía una base bíblica profunda:

“Nosotros, los desheredados de esta tierra, los que hemos sido oprimidos por tanto tiempo, estamos cansados ​​de pasar por la larga noche de cautiverio. Y ahora estamos llegando al amanecer de la libertad y la justicia y la igualdad. Me permito decirles, amigos, acercándome y dando la idea del por qué estamos reunidos aquí, que debemos mantener (y quiero subrayar esto, en todas nuestras obras, en todas nuestras reflexiones aquí esta tarde y toda la semana y en todo momento, hagamos lo que hagamos), debemos mantener a Dios en el primer plano. Seamos cristianos en todas nuestras acciones. Pero quiero decirles esta noche que no es suficiente que hablemos sobre amor. El amor es uno de los puntos fundamentales del rostro cristiano, la fe; pero otro de sus rostros es llamado justicia. Y la justicia realmente es amor que se tiene en cuenta. La justicia es amor corrigiendo lo que se rebela contra el amor”.

Monumento Conmemorativo Nacional de Martin Luther King Jr. en Washington/EFE

Monumento Conmemorativo Nacional de Martin Luther King Jr. en Washington/EFE

5.“Señor, estoy flaqueando, estoy perdiendo coraje”

Su confianza en Dios es tal que quedó reflejada en una noche, cuando recibió una amenaza de muerte por teléfono hacia él y su familia, precisamente por su compromiso social. Luther King identifica aquella madrugada con 27 años como el momento de su verdadero encuentro con Dios. Así lo relata, ante el miedo por perder a su hija:

“Tienes que llamar a Aquél, a aquella Persona de la que tu padre te solía hablar. En ese Poder que puede hacer que haya una salida en donde no hay salida. Y entonces descubrí que la religión tenía que hacerse real para mí, y que yo tenía que conocer a Dios por mí mismo. Y me arrodillé ahí cerca de esa taza de café, nunca lo olvidaré. Y, ¡Oh, sí! Hice una oración y oré en voz alta aquella noche, y dije: ‘Señor, estoy aquí tratando de hacer lo que es correcto. Creo que estoy en lo correcto, creo que la causa que representamos es correcta, pero, Señor, debo confesar que estoy débil ahora, que estoy flaqueando, estoy perdiendo coraje. Y no puedo dejar que la gente me vea así porque si me ven débil y perdiendo mi valentía, comenzarán a debilitarse’.

Quería que la mañana siguiente pudiera ser capaz de ir al consejo ejecutivo de la organización con una sonrisa en mi cara. Y me pareció que en ese momento pude escuchar una voz interior diciéndome: ‘Martin Luther, levántate a defender la rectitud, levántate a defender la justicia, levántate a defender la verdad. Y he aquí, que Yo estaré con ustedes, incluso hasta en el fin del mundo’. Casi de inmediato mis temores comenzaron a irse. Mi incertidumbre desapareció. Estaba listo para enfrentar cualquier cosa”.

6.“Cuando conoces a Dios, puedes ponerte de pie”

En 1964 el Congreso estadounidense tumba por ley toda discriminación por motivo de raza, sexo, religión o nacionalidad. Su respuesta en forma de sermón se estructura en una llamada a confiar en Dios:

“Debe haber detrás de todas nuestras voluntades, detrás de todos nuestros logros materiales, un apoyo moral y religioso que nos ayude a saber que Dios es nuestro Padre. Que Él nos hizo y que somos dependientes de Él, y solamente de Él, y cuando veamos eso, tendremos algo. Porque podremos levantarnos de la fatiga de la desesperación a la flotabilidad de la esperanza.

El oscuro ayer puede ser transformado en un brillante mañana. Cuando conoces a Dios, puedes ponerte de pie en medio de las angustias y las cargas de la vida y no desesperarte. Cuando conoces a Dios, puedes ponerte de pie en medio de la tensión y la tribulación, y todavía sonreír en el proceso. Cuando conoces a Dios, sigues viviendo de todos modos. Nada te va a detener porque sabes que Dios está mirando en tu corazón.

Cuando conoces a Dios, tienes unos zapatos que te pueden ayudar a caminar a través de cualquier lugar fangoso. Cuando conoces a Dios, sabes que Él es por encima de todo. Que Él es una roca en la tierra fatigosa, que Él es un refugio en el momento de una tormenta… Cuando conoces a Dios, puedes vivir y nunca morir”.

7. “Creo en la verdad desarmada”

En diciembre de 1964, recoge el Premio Nobel de la Paz:

“Creo en que la verdad desarmada y el amor incondicional tendrán la última palabra en la realidad.  Esta es la razón por la cual el derecho derrotado temporalmente es más fuerte que el mal triunfante. Creo que incluso hoy, en medio de las ráfagas y el mortífero sonido de las balas, aún hay esperanza de un mañana más brillante.

Creo en que la justicia herida, postrada en las sangrientas calles de nuestras naciones, puede ser elevada de este polvo de vergüenza para reinar de forma suprema entre los hijos de los hombres. Tengo la audacia de creer que los pueblos de todo el mundo pueden tener tres comidas al día para sus cuerpos, educación y cultura para sus mentes, y dignidad, equidad y libertad para sus espíritus. Creo que lo que los hombres centrados en sí mismos han derribado, los hombres centrados en el prójimo pueden reconstruirlo. Todavía sigo creyendo en que un día la humanidad se arrodillará ante los altares de Dios, y será coronada triunfante sobre la guerra y el derramamiento de sangre, y la no-violenta buena voluntad redentora será el imperio de la tierra. ‘Y el león y el cordero yacerán juntos [Isaías 11:6]; y cada hombre se sentará debajo de su vid y su higuera, y no habrá quien tenga miedo’ [Miqueas 4:4] ¡Todavía creo que vamos a vencer!”.

8. “Nuestro Dios está sobre la marcha”

A pesar de que sobre el papel se había aprobado la igualdad de derechos entre los norteamericanos, en la práctica se negaba el acceso a las urnas a gran parte de los afroamericanos. King encabezó nuevas movilizaciones que argumento en el discurso ‘Nuestro Dios está sobre la marcha’:

“Vengo a decirles esta tarde, que sin importar cuan difícil sea el momento, sin importar cuan frustrante sea la hora, no tomará mucho tiempo, porque ‘la verdad aplastada en la tierra se levantará otra vez’.

¿Cuánto tiempo tomará? No mucho, porque ‘ninguna mentira puede vivir para siempre’. ¿Cuánto tiempo tomará? No mucho, porque ‘cosecharás lo que siembres’. ¿Cuánto tiempo tomará? No mucho, porque la verdad sigue en el andamio: ‘El mal siempre en el trono. Sin embargo, ese andamio se mueve hacia el futuro, y, detrás de lo difuso desconocido, Dios permanece en la penumbra, velando desde arriba por los suyos…’. ¿Cuánto tiempo tomará? No mucho, porque el arco del universo moral es largo, pero se inclina a la justicia.

¿Cuánto tiempo tomará? No mucho, porque: Mis ojos han visto la gloria de la venida del Señor. Él está pisoteando la cosecha donde se almacenan las uvas de la ira; Él ha desatado el relámpago fatídico de su terrible espada repentina; Su verdad está sobre la marcha. Él ha hecho sonar la trompeta que nunca va a retroceder; Él está eligiendo con cuidando los corazones de los hombres ante su tribunal. ¡Oh, se pronta, alma mía, para responder a Él! ¡Sean jubilosos mis pies! Nuestro Dios está sobre la marcha. ¡Gloria, aleluya! ¡Gloria, aleluya! ¡Gloria, aleluya! ¡Gloria, aleluya!”.

9. “Hablo como hijo de Dios y hermano de los pobres”

En 1967, se opuso firmemente a la guerra de Vietnam:

“Ya no podernos darnos el lujo de adorar al dios del odio o inclinarnos ante el altar de la represalia. Los océanos de la historia se hacen turbulentos por las siempre crecientes oleadas de odio. Y la historia está llena de los restos de las naciones y de los individuos que persiguen el camino de auto-derrota del odio… De alguna manera esta locura debe cesar. Debemos parar ahora. Hablo como un hijo de Dios y como hermano de los pobres que sufren en Vietnam. Hablo por todos aquellos cuya tierra está siendo arrasada, cuyas casas están siendo destruidas, cuya cultura está siendo subvertida. Hablo por los pobres de América que están pagando el precio doble de esperanzas rotas en el país, y la muerte y la corrupción en Vietnam. Hablo como un ciudadano del mundo, porque el mundo, tal y como está, es horrorizado por el camino que hemos tomado”.

10. “¡Mis ojos han visto la gloria de la venida del Señor!”

El 3 de abril de 1968 pronunciaba su último discurso en Memphis, en la iglesia pentecostal Mason Temple bajo el título ‘He estado en la cima de la montaña’, unas palabras que hoy suenan a profecía:

 “Yo no sé qué va a pasar ahora. Tenemos algunos días difíciles por delante. Pero eso no me importa ahora. Porque yo he estado en la cima de la montaña. Y no me importa. Como todo el mundo, me gustaría vivir mucho tiempo. La longevidad es importante, pero eso es algo que ahora no me preocupa. ¡Yo solo quiero hacer la voluntad de Dios! ¡Y Él me ha dejado subir a la montaña! Y he mirado en torno a mí ¡y he visto la tierra prometida! Puede que no vaya allí con ustedes. Pero quiero que sepan esta noche que nosotros, como pueblo llegaremos a la tierra prometida. Y estoy muy feliz esta noche. No tengo ningún temor. No tengo miedo de ningún hombre. ¡Mis ojos han visto la gloria de la venida del Señor!”.

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