Tribuna

Luis Argüello: unos compromisos llevan a otros

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Cuando se comparte colegio, aunque sea en décadas y edades distintas, se puede comprender mucho mejor algunos estilos de un modo de comportarse. Eso es lo que me sucede con el obispo auxiliar de mi diócesis y nuevo secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Javier Argüello, y con el Colegio Nuestra Señora de Lourdes de Valladolid, de las Escuelas Cristianas. Decía su fundador, san Juan Bautista de La Salle, que Dios nos va llevando de un compromiso a otro, suavemente y sin que nos percatemos de ello. Y así ha ocurrido en los caminos de este obispo palentino de nacimiento y vallisoletano de adopción. Un niño de Tierra de Campos que llegó a la ciudad del Pisuerga como interno, que empezaba a sentir una mitad de vocación y otra mitad de admiración por aquellos Hermanos que, con sus sotanas y “baberos”, salían del fondo de la capilla en la misa matutina.

Siempre fue un magnífico, premiado y comprometido estudiante; sencillo y cercano a sus compañeros, tanto en el bachillerato como en la universidad, cuyo cierre conoció a finales del franquismo. Fue entonces, cuando contribuyó a la construcción de la “Universidad en paralelo”. Licenciado en Derecho, implicado en tareas docentes e investigadoras en el ámbito del Derecho Administrativo, mientras enseñaba a los alumnos de su antiguo colegio los contenidos de la Constitución que se acababa de aprobar. Se distinguió el joven Argüello por su conciencia social, su atención a los necesitados y fue, de la mano de José Velicia –futuro creador de Las Edades del Hombre–, el primer presidente de Justicia y Paz en Valladolid.

Vocación tardía

Su vocación sacerdotal fue tardía, con 30 años, pero la dio a conocer en el monasterio de Bujedo durante la Vigilia Pascual de 1983. Rector de Seminario en distintas y variadas circunstancias, es un apasionado del estudio de la realidad política e, incluso, del debate. Comunicador sereno y afectivo, habitualmente sin papeles, de gran profundidad intelectual, lector de títulos poco usuales en el ámbito clerical, con una idea clarísima de lo que debe ser un Estado democrático y del bienestar, y del papel que la Iglesia puede tener en todo ello en la “construcción del Común”.

Luis Argüello, secretario general de la Conferencia Episcopal Española

Dice que los mayores nervios los pasó en el examen de Ingreso, acompañado de su maestro del pueblo y antes de comenzar el bachillerato. Lo demás, para él, ha sido más fácil, pues cuenta con esa efusión del Espíritu, plasmándolo en su lema episcopal: ‘Ven luz de los corazones’. 

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