Tribuna

Lo invisible también existe

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La Tesis de Abogacía del jesuita chileno Alberto Hurtado (1901-1952) se llama ¿Cuánto cuesta hacer un ojal?. El actual santo hizo una investigación sobre el precio de venta de las camisas al público y la desagregación de los costos parciales. De ese modo, demostró que la tarea de las llamadas ojaleras respondía al 1% del precio final y esto solo a nivel monetario, porque esas mujeres trabajaban bajo las órdenes del que fabricaba las camisas, en talleres sucios y oscuros, diríamos inhumanos. Algo parecido ocurría con las que cosían las camisas. Finalmente este fabricante obtenía un buen rédito, parecido al del vendedor. Camisas lucidas por hombres de alta sociedad que jamás se hicieron la pregunta del joven Alberto Hurtado. Allí, insisto, Hurtado no sólo descubrió el bajo precio del ojal, sino el alto costo humano de esos ojales y la invisibilidad de esa tarea.

Varias son las preguntas que debemos realizarnos para hacer visible lo invisible.

Yo pregunto ¿a quién no le gusta la papa frita? Y sugiero hacer el camino desde la siembra de las papas semillas, la cosecha a mano de una verdura que crece bajo tierra, la limpieza, el embolse y más tarde la comercialización. Los dos extremos los hacen los varones, las tareas del medio y más duras las mujeres, con condiciones y pagos parecidos a los ojales de las camisa de Hurtado.

Al lucir diferentes ropas, por ejemplo, una camisa bordada de mujer, los buzos de egresados, lo que menos pensamos es en las manos “invisibles” que hicieron de un trozo de tela eso que lucimos. Quizás sea todo con costos y ganancias equitativas o, quizás no….A nadie le es ajeno la existencia de fábricas clandestinas, los barcos factoría y personas esclavizadas y trabajando fuera de la ley.

Uno de los principios de la pedagogía dice que la humanidad avanza más por las preguntas que por las respuestas. Creo que preguntarnos por el modo en que llegan a nuestras manos los diferentes alimentos, ropas, utensilios, es uno de los modos en que la humanidad va a avanzar en el verdadero sentido, es decir será más humana.

Dejo un par de ejemplos para despertar curiosidad además de la papa frita, la leche que tomamos y el precio que la pagamos y que le pagan al dueño de las vacas que producen esa leche; las palomitas que comemos en el cine y lo que le pagan al productor del maíz para palomitas.

Son preguntas que deben hacer lío, que deben desacomodar y desacomodarnos, preguntas para caer en la cuenta de lo que no vemos y damos por hecho y por resuelto. Se necesita ejercitar la vista, el gusto, el olfato, agudizar el oído y tener el tacto y la inteligencia entrenadas para interrogarnos, para pensar. Finalmente si hacemos todo este ejercicio y el corazón late egoístamente de nada sirve, es cuando a esas preguntas respondemos ¡Y bueno! ¡Nada se puede hacer!…En cambio si el corazón tiene misericordia diremos ¡Vamos! ¡Auxiliemos, consolemos, defendamos, mostremos! ¡Hagamos líos y preguntas cada día!

Supimos que existía la isla de Lampedusa[1] porque fue el primer viaje del papa Francisco, ese viaje como en Hurtado fue el ojal de la camisa, porque nos mostró la cantidad de migrantes que huyen de sus países por el hambre y la guerra. Lo mismo que Siria, también la invasión de Rusia a Crimea, el muro de México, los desocupados, los analfabetos, los tristes. ¡Lo invisible también existe! Y tenemos un compromiso de hermanos con esa realidad que no vemos. Empecemos por descubrirla, luego a unirnos para hacer algo y rezar.

En esto se juegan la vida otros invisibles: los santos de la puerta de al lado[2], esos que generan un mundo mejor sin que se note.

 

 

 

[1] 8 de julio de 2013

[2] Papa Francisco, Exhortación Gaudete et Exultate