La JMJ vuelve a Europa, más concretamente a Portugal cuya capital, Lisboa, será la sede de la Jornada en el 2022. Cuando ayer pude saludar al presidente Rebelo de Sousa y felicitarle por la elección me dijo: “Es para nosotros un gran honor y una enorme responsabilidad pero todo va a salir muy bien. En cuanto regrese a mi país vamos a empezar a trabajar junto con la Iglesia para que estemos a la altura de lo que se espera de nosotros”.
El ‘viejo’ continente ha acaparado el mayor número de Jornadas de la Juventud. La lista es larga: Czestochova, Roma, Santiago de Compostela, Colonia, Paris, Madrid, Cracovia y ahora Lisboa. En las dos Américas se celebraron JMJ en Buenos Aires, Denver, Rio de Janeiro y la de Panamá que acaba de clausurarse; en la cola figura Asia-Pacífico con las citas de Manila (que con 5 millones de asistentes batió el récord) y Sydney. África, por obvias razones logísticas y económicas, no ha planteado hasta ahora ninguna candidatura.
Desde el punto de vista español, la elección de Lisboa no puede menos que alegrarnos y los jóvenes españoles figurarán sin duda entre los más numerosos que respondan a la llamada. Pero es aún muy pronto para avanzar pronósticos.
Cuando en Cracovia se le preguntó a Bergoglio si pensaba estar presente en la JMJ de Panamá respondió: “El que es seguro que estará será Pedro”. Una respuesta que, sin duda, sigue siendo válida.
