Tribuna

La contribución de Benedicto XVI al redescubrimiento de la mujer

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En sus ‘Últimas conversaciones’ con Peter Seewald, Benedicto XVI decía imaginarse el cielo como un creyente más, aludiendo con ternura al gozo de volver a encontrarse allá arriba con su familia. La unión entrañable en el amor es el profundo anhelo del corazón humano, que le hace buscar a Dios, mensaje de su primera encíclica. En una entrevista de 1988 afirmaba que se necesitan hombres que se dejen interpelar por el Evangelio y lo pongan en práctica, que se dejen llevar completamente por él y lo confirmen con el experimento de su vida.



En este contexto, ¿cuál es la contribución específica de la mujer en nuestra sociedad? Humanizar al hombre, hacerle avanzar por el camino de la perfección humana, que pasa por buscar y hallar ese Amor que pide entrega total, compromiso, que no es ajeno a la verdad y que por eso nos salva del mal y de la mentira. La maternidad tanto biológica como espiritual de la mujer, orientada a las personas concretas, es, de hecho, la mejor cooperadora con la gracia de Dios.

Santa Catalina de Siena como modelo

Benedicto se refería a esta riqueza del carisma femenino en el caso de santa Catalina de Siena: “En torno a una personalidad tan fuerte y auténtica se fue constituyendo una verdadera familia espiritual. Se trataba de personas fascinadas por la autoridad moral de esta joven de elevadísimo nivel de vida […]. La llamaban ‘mamá’, pues, como hijos espirituales, obtenían de ella el alimento del espíritu. También hoy la Iglesia recibe un gran beneficio del ejercicio de la maternidad espiritual de numerosas mujeres, consagradas y laicas, que alimentan en las almas el pensamiento de Dios, fortalecen la fe de la gente y orientan la vida cristiana hacia cumbres cada vez más elevadas” (audiencia general 24-11-2010).

Para Benedicto XVI, el papel de la mujer en la historia de la salvación no es solo imprescindible, sino más relevante que el del varón. Para él, “solo los santos pueden cambiar permanentemente el mundo a mejor, porque a través de ellos se hacen efectivas fuerzas que sólo el amor a Cristo puede despertar” (audiencia general 15-09-2010). Por eso, más que nunca, la mujer debe redescubrirse a sí misma y ofrecer al mundo su riqueza específica.

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