Tribuna

In memoriam: Mario Leonardo Peresson Tonelli, SDB

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Los funerales de Mario, el 2 de mayo, en el santuario de Nuestra Señora del Carmen, de los padres salesianos de Bogotá, fueron una impresionante manifestación de lo que él llegó a significar en la vida de mucha y todo tipo de gente: una multitud de fieles laicos y de religiosas y centenares de sacerdotes, con varios obispos. 

Había muchos representantes de la familia salesiana, pero también amigos, alumnos, colegas, dirigidas… que desbordaron, en su fecunda vida, los límites de este carisma, porque, aunque lo encarnó muy bien, había en él un dinamismo que tendía a expandirlo, con un espontaneo sentido de pertenencia al mundo y a la Iglesia. 

Figura emblemática

La figura más emblemática, compañero de luchas posMedellín, la vimos acercarse a comulgar sobre el altar con el solo distintivo de una estola sacerdotal y el peso de los años y los achaques de esta enfermedad sobre sus espaldas y su lento caminar; se trataba de Cecilio de Lora, marianista. 

Esta tropa de patriarcas de la genuina teología de la liberación se ha ido desgranando con una advertencia: las páginas de la historia van pasando, a medida que parten los nombres de quienes merecieron estar escritos en el libro de la vida; queda el compromiso de quienes fueron iluminados por ellos en el camino, a fin de que el “ya, pero todavía no” del Reino de Dios que necesita de esos puntos de partida avance siempre hacia nuevos puntos de llegada. 

P. Mario Peresson Tonelli, SDB / CRC

Testigo de Medellín

A Mario y sus compañeros hay que enmarcarlos en estos 50 años de Medellín, para que su lección en relación con la opción preferencial por los pobres, la lectura popular de la Biblia y la teología de la liberación, sigan pasando por el compromiso profético de quienes tienen la responsabilidad de acelerar los planes de Dios sobre la Iglesia y sobre la humanidad. 

Se dijeron muchas cosas de Mario, las más precisas provenían de la nota biográfica preparada por su inspector provincial; las más teológicas las dijo el obispo presidente, monseñor Héctor Julio López Hurtado, su cohermano, emérito de Girardot; las más sentidas brotaron del corazón de una de sus sobrinas, expresando sentimientos e interpretaciones de los primos y las dos hermanas que lo sobreviven.

Mario Peresson Tonelli (izquierda) con los miembros de la Junta Directiva de la CRC de la que hizo parte entre 2010 y 2013 / CRC

Un hombre de Dios y de los hombres

Se podría decir que todos subrayaron que era un hombre de Dios y de los hombres, por la fe que, como columna vertebral, definió su vida, y su innata capacidad para ser amigo: cercano, fiel, respetuoso, solícito, generoso. Detrás de esta divina humanidad, se escondía un sacerdote de maciza formación intelectual, caracterizada por su amor a Jesucristo, el Maestro del discipulado, el Misionero del Padre, el Evangelizador de los pobres, el Rostro de la Palabra, presente en los rostros sufrientes de los pobres y en las miradas inquietas de los jóvenes y de los alumnos. 

Pero el dinamismo de su apasionada búsqueda de la verdad, de su decantada vocación pedagógica, de su creatividad metodológica, radicó en su amor a la Palabra de Dios, más precisamente en su sensibilidad evangélica. 

Condición de educador

Su condición de educador, su ministerio de docente y su carisma de formador, lo mantuvieron anclado en la escuela del aprendizaje personal y apostólico. Ahí radica el genio que lo llevó a intuir, a desarrollar, a enseñar, lo que hoy entendemos como antropología del pobre y la metodología que implica su protagonismo en la ciudadanía teológica del Reino. 

Desde el IPLAJ, hasta EDUCLAR, desde la cátedra escolar, colegial y universitaria, hasta la inspectoría provincial, desde el barrio hasta el templo, desde las calles de nuestras ciudades y los caminos de nuestras veredas, hasta el púlpito y el altar de los templos… Mario fue un misionero, un apóstol, un viajero, un paradigma… de esos que marcaron huella en las personas, en las instituciones y en los tiempos de la época que les tocó vivir. 

Vita bonorum lectio viva est, la vida de los buenos es una página abierta de la Palabra de Dios, cuya luz seguirá iluminando el camino de quienes lo quisimos y admiramos.

Fotos: Archivo CRC