Pliego
Portadilla del Pliego nº 3.112
Nº 3.112

Cinco propuestas para avanzar en la cultura del cuidado y la protección

Ante la avalancha de los innumerables casos de abuso –no solo sexual, también de autoridad y de conciencia– y de encubrimiento que se están destapando (gracias a Dios) en la Iglesia, especialmente en la última década, se pueden tener diversas formas de reaccionar. Algunos, ante tan terrible escándalo, quedan atrapados en el pesimismo y el lamento estéril, si es que no llegan a perder la esperanza y la fe. Otros, aprovechan para hacer leña del árbol caído; en realidad, les importa más que la Iglesia pierda credibilidad y prestigio que honrar el dolor de las víctimas. Es justo y necesario desenmascarar estos delitos, pero si nos conformamos con denunciar y poner el dedo en la llaga, sin ofrecer soluciones, nos estaremos quedando muy cortos a la hora de combatir esta pandemia que son los abusos.

A raíz de mi experiencia como acompañante de víctimas de Abuso Sexual Infantil (en adelante, ASI), quiero humildemente aportar mi granito de arena y proponer cinco medidas (algunas ya son realidad en ciertos lugares) que contribuyen a la construcción de la cultura del cuidado de la infancia y de los adultos vulnerables; no solo en la Iglesia, también en las familias y otros ámbitos, como el educativo, deportivo, cultural etc. ¡Es posible construir ambientes sanos y seguros!

Son fundamentales las acciones –como los protocolos de prevención de abusos– que se puedan desarrollar para prevenir lo más posible nuevos dolores y escándalos, pero casi más importante aún es brindar acompañamiento y cercanía a los supervivientes de abusos. Es cierto que la gravedad de la agresión sexual ocurrida en la niñez y adolescencia depende de diversos factores, como la edad del menor, el vínculo con el agresor, el tipo de abuso, si se prolongó o no en el tiempo, si fue creído al contarlo, la capacidad de resiliencia, etc.

Sea como sea, está claro que “el abuso produce heridas de tal magnitud en el tejido emocional, que hacen muy difícil predecir cómo cicatrizará el psiquismo y cuáles serán sus secuelas”. He sido testigo muchas veces de cómo, lamentablemente, se cumple a pies juntillas esta profecía que escuché en algún lugar: “El abuso sexual infantil es un bombazo en la psique y el espíritu del niño capaz de hipotecar todo su futuro”. (…)

La Iglesia católica, a golpe de escándalos aquí y allá, ha ido reconociendo cada vez más el carácter devastador que los abusos tienen en las víctimas. El papa Francisco, en su ‘Carta al Pueblo de Dios’, afirma con dolor y vergüenza que los abusos “son un crimen que genera hondas heridas de dolor e impotencia; en primer lugar, en las víctimas, pero también en sus familias y toda la comunidad, sean creyentes o no creyentes (…). Mirando el pasado, nunca será suficiente lo que se haga para pedir perdón y buscar reparar el daño causado. Mirando hacia el futuro, nunca será poco todo lo que se haga para generar una cultura capaz de evitar que estas situaciones no solo no se repitan, sino que no encuentren espacios para ser encubiertas y perpetuarse”.

Y, más adelante, afirma con rotundidad: “Constatamos que las heridas nunca prescriben”. Los testimonios de las víctimas refuerzan esta cruda realidad. Una de ellas explicaba, siendo ya anciana: “Mi vida no ha sido más que huida, rendición, soledad, enfermedad, humillación, lágrimas, silencio, desconfianza y remordimientos”.

Por lo mismo, debemos hacer todos los esfuerzos posibles para crear organismos pastorales que acompañen a las víctimas en su camino de sanación, con una atención integral y profesionalizada, sostenida en el tiempo. La Iglesia de Irlanda, por ejemplo, creó el programa llamado ‘Towards Healing’ (Hacia la sanación). Este programa ofrece un teléfono de apoyo en el que, desde la más absoluta confidencialidad, las víctimas o sus familiares pueden ser escuchadas y, según los casos, derivadas a terapia individual o grupal; allí se les ofrece atención social y sanitaria, asesoramiento jurídico, etc.

Otro punto que podría evidenciar de forma magnífica que primero están las víctimas, tiene que ver con todas las acciones destinadas a lograr una tolerancia cero con el encubrimiento.


Índice del Pliego

1. Ponernos descaradamente del lado de las víctimas

2. Diversas iniciativas de formación

3. Revisión del Código de Derecho Canónico, en cuanto a las penas que se imponen a los abusadores

4. Desvincular el sacramento del orden del poder

5. Fortalecer los sistemas de selección y evaluación de la idoneidad de los candidatos al sacerdocio

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