Evangelio: Mateo 11,28-30
En aquel tiempo exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga, ligera».
Comentario
Este evangelio es un soplo de aire fresco para quienes están atravesando momentos difíciles en su vida. Jesús nos ofrece ser él mismo nuestro descanso, nuestro lugar seguro donde recobrar las fuerzas para seguir caminando. La experiencia del
cansancio es común a todas las personas. Jesús también se sintió cansado en el camino y buscó descanso junto al pozo de Jacob. Por eso, puede comprender a todo aquel que experimenta el cansancio, sea cual sea el motivo que lo causa. Sus palabras constituyen un bálsamo que alivia y conforta en los momentos de dificultad por los que atravesamos a lo largo de la existencia. ¿Hemos experimentado a Jesús como auténtico alivio de nuestros sufrimientos y dificultades? Sería interesante que en cualquier circunstancia de la vida recordáramos estas palabras de Jesús, probablemente aligerarían la carga que llevamos en nuestro día a día.
