Editorial

Sínodo alemán: un camino con voz y voto para todos

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La Iglesia alemana ha iniciado el llamado Camino Sinodal que, durante dos años, reflexionará sobre el sacerdocio, el clericalismo, la moral sexual y la mujer. El presidente del Episcopado germano, Reinhard Marx, ha propuesto crear “un plan realista” de reforma, desde el diálogo y la comunión, pero libre de falsas expectativas.



Lo cierto es que se trata del foro de reflexión más participativo de la historia eclesial europea, teniendo en cuenta que el voto de los obispos tendrá el mismo valor que el de los demás participantes, laicos o religiosos. Incluso el déficit de mujeres se ha compensado con una cláusula que determina que todas las enmiendas deberán contar con el respaldo de la mayoría femenina presente.

Este planteamiento ya ha provocado la queja de un grupo minoritario de prelados, que advierte de una deriva protestante, pues los principios eclesiales no pueden someterse a la democracia. Aunque el propio Marx admite que no será fácil encaminar este “experimento espiritual”, por abordar temas considerados tabú hasta anteayer, su sola convocatoria marca un hito en el proceder de una Iglesia que busque ser sinodal otorgando un papel proactivo al santo pueblo fiel de Dios. Con voz y voto.

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