Editorial

Laicos en las facultades eclesiásticas: formados para liderar en la plaza pública

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El laico comienza a dejar de ser un rara avis en las aulas de las facultades eclesiásticas españolas. El número de seglares matriculados para llegar a ser teólogos y canonistas aumenta. Sin embargo, todavía se les mira de reojo, no tanto en las propias universidades, como en algunas iglesias locales que temen que un laico con un grado superior puede pensar demasiado o “pasarse de listo” con respecto a los presbíteros.

En la medida en la que los propios seglares dejen de conformarse con ser espectadores y la Iglesia no supere esta mirada clerical y apueste por promover que accedan a estas carreras universitarias, continuará sonando a frase retórica el “es la hora de los laicos”. Para madurar en la fe, la experiencia cotidiana de Dios en la oración debe complementarse con una formación a la altura. Tan alarmante es la cojera de un lado como de otro, porque el laicado no podrá caminar erguido en medio del mundo y a la vista está que la propia Iglesia tendrá dificultades para andar con firmeza y credibilidad en medio del mundo. Ese en el que están enviados a ser fermento los seglares y a asumir un liderazgo de cambio en la plaza pública de acuerdo al Evangelio de Jesús.

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