Editorial

Birretas que indican el rumbo a tomar

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El Papa ha anunciado un “mini-consistorio” de cinco purpurados para el 28 de junio. Una vez más su giro hacia un Colegio cardenalicio más universal se traduce en nombres de cuatro continentes con perfiles pastorales y sociales, de periferias reales y existenciales.

Entre ellos, el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, que de forma discreta, y sin que algunos lo apreciaran, se ha convertido en colaborador estrecho de Bergoglio. El nombramiento tuvo lugar 48 horas después de que el Papa recibiera a la nueva cúpula del Episcopado español, sin el reciente cardenal Osoro ni el neocardenal Omella.

No menos significativa es la designación de Gregorio Rosa Chávez, obispo auxiliar perenne de El Salvador. Su fidelidad y discreción como escudero del beato Óscar Romero y la defensa del legado del mártir lo ha pagado con un ostracismo certificado por Roma que, ahora, queda enmendado con esta birreta que reivindica la teología del pueblo y la opción preferencial por los pobres.

Al igual que con las encíclicas, homilías o viajes, Francisco marca el rumbo de la Iglesia con la renovación del Colegio. El mensaje tiene una lectura certera para los pastores. Para quienes lo quieran comprender. Y aplicar.

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