José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Para ser francos


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MIÉRCOLES. Mateo bucea. Hasta noviembre de 1975. Y rescata la misa oficiada por Tarancón días antes del entierro de la dictadura. “Nos hemos reunido para rezar. No debéis esperar de mis palabras ni un juicio histórico ni tampoco un elogio fúnebre. Ni este es el momento de tales juicios ni es función de la Iglesia el formularlos”. Pues eso.

JUEVES. Exhumación. Retransmisión televisiva. Un reality más. Con la curiosidad que genera en cualquier espectador. Pero sin más. Como mucho, estirar un café. O mirar de reojo una ventanita en el ordenador. Poco más. La vida apremia. Del Valle a Mingorrubio. En teoría, reinhumación privada. Homilía filtrada. Una lectura y no más. He debido malinterpretar las bienaventuranzas. Será que soy laico… Será. Al paso, recuerdo que algunos obispos habían prohibido cualquier expresión laudatoria en las misas exequiales. Para ser francos…

SÁBADO. No estoy en la Sala Stampa del Vaticano. Pero me lo chivan. El asedio de los ultraconservadores se materializa en los corresponsales enviados a la rueda de prensa final del Sínodo. Como si estuvieran programados. Para preguntar una y otra vez por los ‘viri probati’. Para cuestionar una y otra vez que el mero hecho de abordar la cuestión rompe con la comunión. Para intentar invalidar el proceso sinodal. Una y otra vez. Un lobby minoritario, pero con altavoces como para confundir. Con más peligro que una ‘fake news’.

DOMINGO. Un vistazo al ‘Documento final del Sínodo’. Cuesta condensar las propuestas. Se multiplican. Más concretas que las anteriores citas sinodales. Más que con los jóvenes. Mucho más que con las familias. Algo ha pasado. Quizá dos años de preparación con una consulta real. Quizá tres semanas sin temor alguno a la censura. Quizá. Una bocanada de aire fresco que ha entrado por la puerta de Santa Marta y antes solo sabía colarse por las rendijas de los palacios apostólicos. Quizá.

MARTES. De los de la ‘dubia’ quedan dos. Y Brandmüller asegura que brinda con “champán” por los “profetas” que arrojaron la Pachamama al Tíber. Pedro Barrado no brinda, pero cuestiona. “El asunto no es que haya gestos proféticos, sino si esos gestos son llevados a cabo en cuanto profetas de Yahvé o de Baal”. Palabra de biblista y bloguero.