José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Orfidales para carceleros lexicológicos


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MIÉRCOLES 29. Juan Carlos. Víctima de abusos en la Iglesia. Termina su intervención con un “gracias”. El superviviente agradece. Mueve. Conmueve. Las entrañas. Todas. No es sentimentalismo. Es cruz. Con la crueldad de las espinas y los clavos. No es tentación de legislar o tomar decisiones en caliente. Actuar con el dolor de la víctima.

VIERNES 31. Es africano. No. Es español. Se lo ha ganado a pulso. Acaba de firmar su contrato indefinido. Una excepción. Como lo es ser el único negro en su empresa. Hoy es uno más. Pero anteayer no lo era. Discriminación de guante blanco por los compañeros del metal. Sospechas de su rendimiento. Indirectas por usurpar el puesto que le correspondía a otro con pedigrí patrio. Así estamos. Y los que lanzan el “yo acuso” llevan en andas su fe. ¿Qué fe? ¿Qué andas?

SÁBADO 1. Sigo on line el encuentro del Papa con las familias rumanas. De repente, interrumpe su discurso. Una abuela con su nieto de dos meses en brazos le ha robado la mirada cuando iba en el papamóvil. “Su sonrisa de complicidad me dio una lección: ahora puedo soñar. Los abuelos sueñan cuando los nietos van adelante. Los nietos tienen valor cuando retoman las raíces de sus abuelos”.

LUNES 3. Las palabras definen el mundo. A veces lo construyen. Otras, lo frenan. Crear un vocablo no es cosa fácil. Pero en ocasiones, parece la única solución. Lo comentan en pasillos vaticanos quienes quieren dar alas tanto a la ministerialidad de las mujeres como de los hombres casados de probada virtud. Diaconisas y viri probati parecen gastados, quemados. Pero, sobre todo, bajo el riesgo de ser utilizados como armas arrimadizas a quienes pasan las noches en vela imaginando que unas y otros anhelan usurpar un lugar que no les corresponde. Orfidales para carceleros lexicológicos. Se buscan dos palabras para dibujar una nueva realidad eclesial.

MARTES 4. En las calles de Ciudad Rodrigo le siguen echando de menos. Pero menos. Porque el administrador apostólico se ha hecho uno de ellos. Al obispo jubilado de Ávila, esta prórroga de contrato no le está suponiendo una cuesta arriba. Lo contrario. A los mirobrigenses les sabe a bendición. Sufrieron la salida, también el año en blanco posterior. Hoy no tienen prisa de un nuevo pastor porque ya tienen uno que conoce y reconoce el rebaño.