Rubén Serrano Jiménez, presidente de la Juventud Estudiante Católica (JEC)
Presidente General de la Juventud Estudiante Católica (JEC)

Oportunidad digital


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Como fan de Disney que soy, esta última semana he estado “enganchado” al móvil viendo todas las fotos que la gente subía con el nuevo trend (que, para aquellos que no saben de qué estoy hablando, consistía en usar una inteligencia artificial para generar una imagen de algo, bien tuya, de una profesión, de un cantante famoso… con apariencia Disney).



Como habréis podido deducir, uno de mis grandes sueños se ha cumplido: poder ser el protagonista de mi propia película de animación, o, al menos, tener unas 30 fotos en mi móvil donde aparezco como protagonista en el cartel promocional de una película que nunca va a existir; algo que jamás podría haber conseguido por mis propios medios, ya que mis dotes artísticos brillan por su ausencia.

Todo esto, más allá de la ilusión y el recuerdo simbólico, me ha hecho replantearme la concepción que la sociedad (o, al menos, algunos sectores de la misma) tienen sobre los avances tecnológicos. Seguro que todos en algún momento hemos escuchado eso de “algún día las máquinas nos van a controlar”, o “como sigan así al final lo digital va a acabar con todos los trabajos”.

¿Un cambio en la sociedad?

Estos mensajes están más fundados en el miedo que todos tenemos de quedarnos atrás y sentirnos en cierta parte inútiles dentro de la sociedad, que en una posible dominación de las máquinas.

De hecho, estos avances lo que están mostrando es la necesidad de cambiar ciertos aspectos de nuestra sociedad: desde luego las nuevas tecnologías no vienen a destruir todos los trabajos (ya que estos avances necesitan de personas humanas que piensen, ideen, programen, ejecuten, actualicen y mantengan todo el sistema operativo que hay detrás), pero sí vienen a ayudarnos en nuestras tareas, a destruir, de una vez por todas, todos esos trabajos, en gran parte precarios, que requerían de una persona 12 horas al día haciendo exactamente lo mismo, algo rutinario y repetitivo.

inteligencia artificial

Y releyendo esta reflexión, se me ocurren dos preguntas que lanzo a la sociedad: ¿queremos realmente que desaparezcan esos trabajos rutinarios y fomentar la creatividad, la imaginación, y el pensamiento alternativo? ¿estamos dispuestos a educar y acompañar ese salto tecnológico, o preferimos usar las nuevas tecnologías como excusa para que el niño se calle un rato, o para que el anciano se sienta más vulnerable aún?

Una educación diferente

Si hay en algo que seguro coincidimos todos es en la necesidad de educar en el buen uso de estas herramientas que se nos ofrecen hoy en día. Te propongo que pienses en cualquier cosa que uses en tu día a día: seguro que si no sabes usarla, o si te propones usarla para algo que no estaba pensada, eres capaz de imaginar cientos de escenarios donde esa herramienta se convierta en un arma, pero no por ello lo es.

Y ojo, no digo que sea un reto fácil, pues esta revolución digital tiene que ir acompañada de una educación completa y transversal: no solo en las escuelas, que también, sino que toda la sociedad, y principalmente las instituciones públicas, se tienen que centrar en educar a toda la sociedad (incluidos aquí los más mayores, las regiones rurales o las personas empobrecidas) en el buen uso de estas herramientas, y tienen que dotar a los centros de los recursos tecnológicos necesarios para que así sea. No podemos pretender que un colegio eduque en el buen uso de las nuevas tecnologías y potencie las herramientas digitales, cuando hay un ordenador del siglo pasado por aula al que le cuesta abrir una hoja de texto y un navegador web al mismo tiempo.