José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Evangelio entre pupitres


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JUEVES. Tengo menos flexibilidad que un Playmobil. Con escaso margen de maniobra. Seamos prosaicos. Un palo a la hora de contorsionismo deportivo. En esas estoy, cuando doy con un movimiento articular que desconocía. “¡Te has encontrado!”. Lo escucho y asiento. No solo por lo muscular. Todo un verano en búsqueda y alguien te hace ver cómo salir. Rebajando rigidices externas o internas.



VIERNES. Reunión de pastoral. A Esther le cuesta imaginarse cómo mantener la distancia con sus chavales de Infantil. Reflexiones a pie de aula que ignoran los que diseñan un curso escolar desde un despacho en el que no hay ni gomets ni plastilinas.

SÁBADO. El Padre Nuestro italiano suena mejor. Allí Dios ya no deja caer en la tentación a nadie. Allí, ni en ningún otro rincón del planeta. Porque Aquel que nos quiere nunca nos tendería una trampa. “Y no nos abandones en la tentación”, rezarán a partir del año que viene cuando se haya repartido el nuevo misal. En España nadie cayó en la cuenta de darle una vuelta a la expresión. Y mira que se tardó en darle vueltas a la liturgia. El foco se puso en multiplicar los querubines y demás celestes. Amén de introducir ese “por muchos” que, sin buscarlo, sigue sonando a excluyente. Por cierto, en la Curia mantienen el “por todos”. Habría que forzar algo más el cuello para contemplar lo que se mueve en Roma. Dentro y fuera de los muros vaticanos.

infantil. Vuelta al cole COVID

LUNES. Oración para el claustro de arranque. Isa piensa en esos cubitos de hielo reciclables para entregar a cada maestro. Inicio de curso algo congelados por el miedo a lo desconocido. Pero capacidad de entrar en temperatura. De saber adaptarse como el agua, a ser líquidos, o incluso gaseosos, por los niños y los jóvenes. Evangelio entre pupitres para calmar tanta sed…

MARTES. El nuncio suma unos cuantos kilómetros desde que se le dio vía libre al desconfinamiento. Unos quieren arrimar el ascua a su sardina para colocar en la terna al suyo. Otros, para que de la lista se esfume aquel que puede chafar su quiniela. Algunos buscan adularle a vuela pluma. Él responde con la sonrisa filipina de la cortesía. La de la exqusita educación, que no desvela intención alguna ni se deja conquistar por el piropo gratuito. Se juega mucho el diplomático. Pero, sobre todo, la Iglesia española.

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