José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

El obispo vecino


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MIÉRCOLES 2. “Esta niña va a ser algo grande, porque ya lo es”. No conozco el percentil ni su coeficiente intelectual. Apenas tiene un mes, pero Eva es algo más que un regalo. Per sé. Una bendición tan inesperada como verdaderamente caída del cielo. Una nueva Eva, una oportunidad para todos. Para todo.

JUEVES 3. Gotera en la cocina. Plan de habilitación del espacio para el perito. Pero aquello más bien parece Bienvenido, Mister Marshall. En apenas veinte segundos examina la zona y establece su diagnóstico. Humedad ya secada fruto de un escape momentáneo. Pintar el techo. Sin más. Experiencia y formación permiten afrontar el problema a golpe de vista y con un par de coordenadas más. Experiencia y formación. También para las manchas en los muros eclesiales.

SÁBADO 5. Volver a ser niño. O Zaqueo. Cuando, en medio de la cabalgata, Melchor clava su mirada en la tuya desde el camello.

DOMINGO 6. Día de Reyes. Homilía. El primer minuto me atrapa. Buscar, con cortedad de miras o a lo grande. La búsqueda de la verdad de los Magos, hasta el final. O conformarse con certezas parciales que funcionan como anestésico acomodaticio. Ahí se juega el partido, en la búsqueda y no tanto en el destino al que se llega. Que también. Termina la eucaristía. En la fila para la adoración. La solemnidad nos ha hecho borrar la ternura de los gestos litúrgicos más humanos. Miguel sostiene al Niño. “¡Marcelina! ¡En el mofletillo!”. Y Marcelina siente acunar al Hijo de Dios. Gracias a cuatro palabras.

MARTES 8. Mary Poppins en pantalla grande. Ahora que todo hijo de vecino ha cambiado la bañera por el plato de ducha, la niñera antidesahucios reclama la pervivencia de la pila. Todo, desde esa imperiosa necesidad de descubrir que hay vida más allá de lo evidente, de la lógica y de la ciencia. “Nada se perdió, tan solo no lo veis”.

MIÉRCOLES 9. El señor obispo baja a la compra. Ya no es noticia. Pero lo fue cuando desembarcó en la ciudad. Con su bolsa de la fruta paseando por la calle y yendo de una tienda a otra para hacer los recados. El obispo vecino, al que conocen como vecino y reconocen como autoridad desde que es uno más.