Donde se la juega la vida consagrada hoy

SÁBADO

Audiencia del Papa con responsables de los santuarios. Dos indicaciones que no se saca de la chistera. Suenan a que sabe de lo que habla: evitar que los curas sean un “obstáculo” en las confesiones y recuperar el sentido de la adoración. Y no solo en estos templos.

DOMINGO

Es habitual que los aviones se bauticen con nombres de ciudades, enclaves turísticos o famosos. Destino Bogotá en el avión ‘Julio Iglesias’. Mi compañera de asiento, una colombiana que vive en Bruselas, me pregunta por su salud. Le ofrezco el parte médico aderezado con su árbol genealógico. Comparto una versión reducida, porque un desarrollo medio de su familia y allegados podría copar las diez horas de vuelo. Cuando llevo un minuto, veo la cara atónita de la interlocutora, a quien no le suena ni Isabel Preysler. Cambio de registro. Abordamos juntos la amenaza del populismo en Europa y América. Ahí compartimos códigos, en fondo y forma. “Bamboleo, bambolea”.

LUNES

Una colombiana. Una camerunesa. Una india. Comunidad intercultural calasancia. Tres misioneras en el lugar más recóndito de la capital colombiana. Donde Ciudad Bolívar se pierde en la colina. Asentamientos que se multiplican en las megaurbes donde buscan un hueco los invisibles para sobrevivir. Allí se la juega la vida consagrada hoy, no en debates de ida y vuelta sobre su presente y futuro. Con el niño que alterna la escuela con las interminables horas en un semáforo para llevarse unos pesos. Con la mujer a la que han sacado de la recogida de cartones en la calle para ‘reciclar’ y lograr que aprenda a amasar su propio pan para venderlo, para dignificarse. “Para que la inocencia del corazón no se pierda en las tinieblas de la ignorancia”.

MARTES

Inauguración en Engativá de la Escuela de Liderazgo Rafael García Herreros. Me siento viejo y caduco entre quienes se han sumado a esta iniciativa de la Academia de Líderes y del Minuto de Dios. Los europeos nos hemos adormecido, aburguesado. Llego para compartir mi mirada sobre la Doctrina Social de la Iglesia y cualquiera de ellos podría darme lecciones de cómo embarrarse para rescatar a jóvenes de la guerrilla o acompañar a mujeres cisgénero.