Tribuna

La santidad del P. Bachi

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Recién pensaba, una vez más ante la tristeza de la muerte, ¿por qué? Por supuesto, una vez más esa pregunta no tiene respuesta, o si la tiene.



Nacer nos habla también de morir. Una y otra van unidas, indefinidamente. Vivir es nacer y morir, vivir es el camino entre los dos extremos y que haya valido la pena el recorrerlo. Si hasta Nuestro Dios se hizo hombre para pasar por ella y salvarnos.

Hoy, la Iglesia de San Justo llora al P. Bachi, un santo de por acá que dio su vida por acompañar al pueblo de Dios en Villa Palito, tan necesitado de justicia, dignidad, reconocimiento y esperanza.

Al llorarlo una vez más, uno se pregunta ¿por qué? Entonces se me ocurre pensar, porque Dios quiere que un santo, esté a su lado. ¿acaso entonces Dios una vez más en su “egoísmo” nos deja sin aquellos que pudieran seguir en medio nuestro haciendo el bien?

Entonces, me digo que pensamiento tonto. Pero hay cierta verdad en el medio; la verdad que asoma es la de la santidad.

Bachi, el cura santo

La santidad de Bachi es esperanza en medio del pueblo. La santidad de Bachi, nos dice que la Buena Noticia es el camino. La santidad de Bachi nos habla que seguir a Jesús vale la pena. La santidad de Bachi nos dice que la vida hay que andarla, de punta a punta.

Para “seguir andando nomás”, necesitamos descubrir en el horizonte que hay un cielo al que queremos llegar; y nuestros santos, ya junto al Buen Dios, nos dicen que podemos llegar, que tenemos que llegar, que ellos llegaron y nos dejaron el camino marcado para que podamos hacerlo.

Hoy, un cura santo, en medio de este tiempo de soledad, imposiciones, carencias, tristezas y distancias, se fue a la casa del Padre.

Hoy un cura, se quedó para siempre como santo en medio de su Pueblo para que al verlo le pidamos que interceda por nosotros. Porque cuando llegue la hora, también queremos ir. Hoy un cura santo nos dice, con su ejemplo de santidad, que para llega lo primero y fundamental es vivir sin miedo el mandamiento del amor.

Hoy un cura santo nos dice, desde el cielo, que hacer el camino entre los dos extremos, con el Señor presente en nuestro corazón, vale la pena.

Al Dios de la Vida, le pedimos que le regale a Bachi la fiesta del cielo, con todos los Amigos.

A Bachi le pedimos que, desde el cielo, nuestro corazón se sostenga en la esperanza de saber que un día, cuando Dios lo diga, nos vamos a volver a encontrar.