El arzobispo de Lima advierte que “nadie se convierte mirando al sagrario”

  • Carlos Castillo Mattasoglio ha subrayado que es a través de la relación con otras personas como se transmite la fe
  • “Les hemos enseñado mal a ustedes, hemos traducido mal y con pésima teología”, ha dicho el prelado durante la Asamblea Sinodal Arquidiocesana

“Nadie se convierte mirando al sagrario”. Así lo afirmaba el arzobispo de Lima, Carlos Castillo Mattasoglio, durante una de sus intervenciones en la Asamblea Sinodal Arquidiocesana, celebrada esta semana. De esta manera, y haciendo referencia a cuando el papa Francisco aseguró en Trujillo que su conversión fue a raíz de estar frente al sagrario, el prelado subrayó que, realmente, la fe comienza de la mano de otras personas.



“Es en las relaciones humanas en donde está escondido el Señor que aparece su presencia y nosotros la acogemos”, aseveró Mattasoglio. Y es que, “todos nos convertimos a partir del encuentro con personas que nos interpelan y que son dramas humanos en donde surge la posibilidad de encontrar al Señor”.

“Nadie es creyente porque se le ocurrió una mañana temprano”, continuó el arzobispo, haciendo hincapié en que la fe comienza “porque alguien nos anunció el Evangelio, desde nuestra madre que nos hacía la señal de la cruz, la abuelita, el papá, la tía, los compañeros en el colegio, la comunidad cristiana o el grupo de canto”. Sin embargo, Mattasoglio si reconoció que, ante el sagrario, uno puede “sentarse después a rezar”, pero que es “muy raro eso de que tenga uno iluminación en una situación de pasividad”.

“Les hemos enseñado mal”

Por otra parte, Mattasoglio reflexionó acerca de esa transmisión de la fe y la forma en que la Iglesia la ha llevado a cabo. “Les hemos enseñado mal a ustedes, hemos traducido mal y con pésima teología”, dijo. “Les hemos enseñado la fe del esfuerzo para alcanzar la gracia, no el don gratuito de la gracia que nos aborda y nos desborda, y que simplemente nos ponemos en sintonía con Él”, subrayó.

“Conocer el don de Dios”, prosiguió el arzobispo, “es acogerlo, profundizarlo y dinamizarse”. “Por eso es que en una perspectiva de sujeto creyente autorreferente, o sea de persona humana creyente pero que, digamos, se guía por ciertas normas y una interpretación del don de Dios como normas, termina siempre en una situación que no se interpela jamás por un referente”, añadió.

Centinelas, no soldados

En otra de sus intervenciones, Mattasoglio advirtió acerca de la importancia de atender al lenguaje a la hora de expresar la fe, sobre todo cuando se utilizan expresiones como “ser soldado de Cristo”, algo que considera totalmente “obsoleto”.

Para el arzobispo se podría aceptar la imagen de “soldados de Cristo” si proviniera de “soldadura, porque estamos soldados, en soldadura con Jesús, uno solo”. “Pero soldados para ir a meterle la lanza a todos esos musulmanes que están queriendo hacer la guerra mundial, mucho cuidado”, subrayó.

“El mundo no está para enfrentarlo con armas, ni con odios ni con peleas, sino para dialogar y escoger lo mejor que hay en el mundo así nos cueste la vida”, añadió Mattasoglio, matizando que “todos estamos llamados a acoger este cristianismo centinela, como el centinela de la aurora. No un cristianismo, por favor, de soldados de Cristo”.

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