Carta abierta al Papa para que salve las catacumbas de San Genaro de Nápoles

  • La cooperativa de jóvenes que gestiona estas grutas pide a Francisco que les exima de entregar al Vaticano el 50% de sus ingresos
  • Una iniciativa social impulsada por el párroco de un barrio marginal permite rehabilitar estos subterráneos y crear 50 empleos

catacumbas de Nápoles

Las catacumbas de San Genaro y de San Gaudosio son dos grandes atractivos turísticos de Nápoles que recibieron el año pasado más de 100.000 visitantes. Están gestionadas desde 2008 por La Paranza, la cooperativa impulsada por el sacerdote Antonio Loffredo para ofrecer una oportunidad laboral a los jóvenes del barrio Sanità, una zona degradada de esta ciudad del sur de Italia con fuerte presencia del crimen organizado.

El éxito del proyecto de Loffredo, que ha permitido emplear a 50 personas, está amenazado porque la Pontificia Comisión de Arqueología Sacra exige que se le entreguen el 50% de los ingresos económicos, ya que las catacumbas son de propiedad vaticana. La mitad del dinero obtenido con la venta de entradas debe cederse a la Santa Sede, aunque las grutas de San Genaro y de San Gaudosio se han librado hasta hora de tener que desembolsar cantidad alguna porque la gestión no correspondía a un organismo religioso, sino a una entidad con fines sociales.

 De 5.000 a 150.000 visitas

Los jóvenes de La Paranza se encargaron de la rehabilitación, limpieza y modernización de las catacumbas gracias a los 500.000 euros donados por varias fundaciones e instituciones privadas. Se formaron para ejercer de guías turísticos, aprendieron idiomas y consiguieron que las visitas aumentaran exponencialmente, pasando de las 5.000 de 2008 a las alrededor de 150.000 que se esperan este año. Temen no poder seguir pagando los sueldos de las personas empleadas si la Pontificia Comisión de Arqueología Sacra no da marcha atrás en sus pretensiones.

Para tratar de conseguir que este organismo vaticano recule han enviado una carta abierta al papa Francisco que han firmado ya casi 60.000 personas. En la misiva recuerdan el impulso que han dado a las catacumbas con la restauración y plantean la experiencia de su cooperativa como una representación “de los valores de una Iglesia que apoya la esperanza a través de decisiones concretas”. Le recuerdan además al Pontífice que con esta iniciativa se ha roto “el aislamiento cultural de siglos” de su barrio generando un “extraordinario” impacto “económico y social”.

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