“No dejo de recibir mensajes de muchísimos creyentes, gente de fe de Asturias y de fuera de Asturias que sintió ofendida y profundamente disgustada por esas palabras, en mi opinión desafortunadas”. Es la reflexión espontánea que hoy ha lanzado el presidente del Principado, Adrián Barbón, después de escuchar ayer en primera fila la homilía del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, durante la misa en la basílica de Covadonga con motivo del Día de Asturias que se celebró ayer.
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Es más, en el marco de la entrega de las medallas de Asturias, el líder del PSOE en la región recordó que, “como me dijo hace muchos años un obispo a mí, la fe no se impone a martillazos, se propone, y se propone con los brazos abiertos, con el gesto amable”. Intentando no entrar en una confrontación directa con el prelado franciscano, remarcó que acudió a la ceremonia “como presidente”.
No a la crispación
“Si fuese como creyente iría en otra actitud”, dejó caer, aclarando además que su presencia responde a “una tradición que no instauré él sino que instauró Rafael Fernández en 1980 y que siguieron todos los presidentes de Asturias”. Aprovechando esta mirada atrás, Barbón elogió al que fuera “el arzobispo de la concordia”: “Por desgracia, Gabino Díaz Merchán falleció hace poco, pero intentó hacer entender que Covadonga tenía que ser un lugar de acogida, no un lugar de crispación, no un lugar de tensión”.
Lo cierto es que Sanz, en su homilía de ayer, arremetió, entre otras cuestiones, contra la Agenda 2030, contra la eutanasia, contra el feminismo llamando “leyenda del beso” al caso Rubiales, o contra quienes pretenden “malbaratar a capricho un Estado de derecho que nos asimilaría a una república de banana malhadada rompiendo la convivencia”.
Socialista y católico
Socialista reelegido para liderar la autonomía en las elecciones de mayo de este año con más votos y porcentaje respecto a los comicios de 2019, se sabe católico. De hecho, besó la Biblia el pasado 28 de junio justo antes de jurar su cargo, después de que una diputada de VOX la olvidara en el estrado. Luego aclararía en redes sociales que “soy creyente, la besé y la retiré para prometer el cargo con la mano en la Constitución y el Estatuto de Autonomía”.
El presidente del Principado, Adrián Barbón, saluda arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, en Covadonga. EFE/Paco Paredes
En esta misma línea, ha detallado que Covadonga tiene “un componente espiritual asturiano” como signo de unidad de todo el pueblo por lo que “no se puede contaminar jamás y desde luego todo lo que tenga que ver con la Santina”. “Por eso me ofendió tantísimo que Covadonga se utilizará para el inicio de una campaña electoral por parte de la extrema derecha, de Vox, me ofendió, porque a mí jamás se me ocurriría”, lamentó.
