Cáritas se planta contra el régimen especial de las empleadas de hogar: “Sigue siendo profundamente injusto”

En el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar la entidad eclesial lamenta la vulnerabilidad del colectivo

Ser empleada de hogar es una de las salidas laborales más demandadas en las ofertas que llegan a Cáritas, un sector que, para la entidad eclesial, sigue “careciendo del reconocimiento social que merecen, mientras que el régimen especial del que forman parte es profundamente injusto”. Y eso, lamentan, a pesar de “los importantes avances registrados en el último año”. Un colectivo que agrupa a 376.151 personas según las altas registradas en febrero en la Seguridad Social.



Verdadera equiparación

Por ello, en este 30 de marzo, Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, la entidad denuncia que “no hay una verdadera equiparación de derechos y falta una diferenciación profesional entre cuidado de personas y hogar”. Por ello Cáritas “reivindica que se produzcan los avances necesarios para una verdadera equiparación de derechos –especialmente de las que trabajan en régimen interno–, así como el reconociendo social de este trabajo que es fundamental para la sostenibilidad de la vida”.

“Esta falta de equiparación con el resto de los trabajadores coloca con frecuencia a las empleadas de hogar en situaciones de precariedad laboral y desprotección social”, reclama Tamar Arranz, técnica del equipo de Economía Solidaria de Cáritas Española. Y es que aunque las empleadas tienen reconocido el acceso a la protección frente al desempleo, “aún estamos lejos de una verdadera equiparación de derechos, como pueden ser la integración de lagunas en las cotizaciones, la diferenciación profesional entre cuidados de personas y hogar, o todo lo relativo a las condiciones particulares que conlleva el trabajo de interna”, explica. Una desprotección y vulnerabilidad que se multiplica en el caso de las empleadas del hogar en régimen interno, sometidas a amplias jornadas, incluidas nocturnas, sin apenas descanso y, en muchos casos, sin distinción entre trabajos de hogar y de cuidados.

“Todo ello, unido al hecho de que la mayoría de mujeres que trabajan como internas son migrantes y muchas de ellas sin documentación, hace que sea un sector especialmente vulnerable a los abusos”, apunta. Arranz, lamenta que “buena parte de las trabajadoras realizan su labor sin los derechos y la protección que deberían tener. Por ello, desde Cáritas seguiremos trabajando junto al sector para que se produzcan los avances necesarios que permitan que las trabajadoras del hogar se conviertan en trabajadoras plenas de derechos y cuenten con unas condiciones laborales dignas”.

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