El Vaticano entona un ‘mea culpa’ por haber silenciado los casos de sacerdotes con hijos

El presidente del Comité Pontificio de Ciencias Históricas reprocha el silencio que ha dejado desatendidos a estos niños

Niños abusos sexuales

Tras afrontar el silencio en el tema de los abusos en la Iglesia, llega el momento de poner sobre la mesa la problemática de los hijos no reconocidos de sacerdotes. Es lo que refleja un documento del presidente del Comité Pontificio de Ciencias Históricas, el premostratense francés Bernard Ardura que ha difundido la asociación Coping (‘Children of Priests Internacional’).



Romper el silencio

“Antes de nuestra época, la Iglesia hacía como la mayoría de las instituciones y evitaba abordar públicamente los asuntos relativos al comportamiento de sus miembros, sobre los que guardaba silencio”, asegura Ardura en respuesta una carta de Vincent Doyle, hijo de un sacerdote en Irlanda y líder de Coping International. El funcionario vaticano asegura que dicho silencio ha sido un “error” ya que “hay mucho sufrimiento en juego y muchas heridas tardan en cicatrizar”.

“Considero prioritario expresar mi cercanía de forma concreta, al tiempo que intento comprender desde un punto de vista histórico cómo y por qué la institución adoptó su [antigua] posición” de silencio, señala a la vez que destaca que las compensaciones que pudiera haber en algunos casos son aisladas y no de forma sistemática ya que “por desgracia, esto no les quita el sufrimiento, pero muestra una verdadera compasión”, asegura. “Tenemos que aceptar nuestra historia en todos sus aspectos y no siempre es fácil”, confiesa Ardura.

Los motivos de este silencio, para el historiados, están relacionados con el temor al “escándalo en la medida de lo posible, temiendo que erosionara la confianza hacia los miembros del clero”. “Hoy reconocemos con el papa Francisco que fue ciertamente un error, teniendo en cuenta nuestros criterios actuales, basados en la verdad y en una cierta exigencia de comunicar la verdad”, escribe.

Paso histórico

Para Doyle, en declaraciones a NCR, “cuando, por primera vez en sus 2.000 años de historia, la Iglesia examina esta cuestión, está cumpliendo su misión, que no es solo una misión de caridad, sino también una misión de justicia”. “Por lo tanto, este reconocimiento impulsado por el Vaticano no solo es histórico, sino que, lo que es más importante, es lo correcto; de hecho, es lo católico”, señala.

“La Iglesia tiene que abordar esta cuestión, ya que no va a desaparecer”, advierte. Para él “todos ellos necesitan reconocimiento, respeto y amor, como cualquier otra criatura de Dios”. Sin datos oficiales, la asociación cuenta con 50.000 usuarios en 175 países. Ahora, ansía que el papa Francisco sea quien diga: “Los hijos de los sacerdotes deben ser respetados, amados, cuidados, no descuidados de ninguna manera”. “Estoy desafiando al Papa. Si no creyera en él, no le plantearía este desafío, con respeto y humildad”, aclara.

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