Los monjes cistercienses del monasterio de Zenarruza, en la zona de Ziortza-Bolibar, han añadido una nueva actividad al trabajo que ya realizaban en la hospedería que tienen en sus instalaciones: han comenzado a confeccionar ropa litúrgica, tal como informa la Diócesis de Bilbao.
- DOCUMENTO: Texto íntegro de la encíclica ‘Fratelli Tutti’ del papa Francisco (PDF)
- LEE Y DESCARGA: ‘Un plan para resucitar’, la meditación del papa Francisco para Vida Nueva (PDF)
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
El confinamiento consecuencia del Covid-19 ha sido el último empujón que necesitaban los monjes para adentrarse de lleno en esta iniciativa. De hecho, la idea surgió a raíz de que uno de los novicios estuviera aprendiendo a utilizar la maquinaria específica para bordar. Hasta ahora, “se confeccionaban mochilas y otros elementos personalizados para la venta en la tienda”, explican. Pero, “con el cierre de la hospedería, por las medidas a raíz del confinamiento, nos centramos en esta idea”.
El monje costarricense Luis Martín Pizarro es quien se ocupa del diseño y de la materialización de las ropas litúrgicas. Hasta ese momento, junto al albergue para peregrinos, la hospedería monástica siempre había sido su fuente principal de ingresos, además del obrador de dulces, que se venden en la tienda.
Se buscan telas naturales
Cuando anunciaron que comenzaban a dedicarse a esta labor, con la opción de confecciones “personalizadas” en textura, color o diseño, hubo “una respuesta desbordante”. “Tenemos pedidos acumulados que tardamos semanas en poder responder”, subrayan los monjes. “Cada vez se abre más el abanico de confecciones: casullas, paños cubre atriles, albas monásticas, manteles, estolas, etc.”, apuntan, reconociendo que la personalización ha sido la clave del éxito. Y, ahora, están en plena búsqueda de fabricantes de telas naturales, demandadas en los últimos pedidos.
Sin embargo, y aunque han comenzado esta actividad con “muchísima ilusión” y los encargos prácticamente les desbordan, los monjes confían en poder seguir dedicándose a su labor principal: la acogida, bien a los peregrinos del Camino de Santiago o a los huéspedes que llegan para hacer sus retiros. “El taller de confección de ropa litúrgica siempre será algo complementario”, aseguran.
