La Iglesia argentina critica al gobierno en el mensaje navideño por la “febril obsesión por instaurar el aborto”

“Queremos ayudar a fortalecer la esperanza. Dios ilumina el corazón humano con una luz siempre nueva que ayuda a encontrar el sentido de la vida. Del pesebre de Belén emerge con fuerza la imagen de una familia que acoge el don de Dios y lo entrega al mundo con generosidad”, expresaron los obispos ante la proximidad de la festividad de Navidad.



Ardua reconstrucción

Los miembros de la Comisión Permanente, en el mensaje ‘¿Por qué no renovar la esperanza?’, agradecieron y reconocieron la paciencia, la resistencia y la cooperación de la gente. Además,  destacaron que, en este momento histórico, “necesitamos una ardua reconstrucción” en las fuentes de trabajo, de la educación, de las instituciones, de los lazos fraternos.

Luego, realizaron una fuerte crítica. Mencionaron que el panorama se ennegreció porque “la opción política pasó a ser una incomprensible urgencia, una febril obsesión por instaurar el aborto en la Argentina, como si tuviera algo que ver con los padecimientos, los temores y las preocupaciones de la mayor parte de los argentinos”. Lamentaron, entonces, que no se defiendan “los derechos humanos de los débiles de tal manera que no se los neguemos aunque no hayan nacido“.

Los obispos opinaron que “esta agenda legislativa no les trae esperanzas”. Enumeraron cuestiones sanitarias y sociales que necesitan de atención: los problemas de la vacunación, adecuada atención médica, trabajo digno, mujeres que sufren violencia. “Pero lo que se les ofrece en este momento duro e incierto es el aborto, y eso es un golpe a la esperanza”, ratificaron.

El llamado a la esperanza

Sin embargo, la Comisión Permanente quiso, para esta Navidad, centrar el mensaje en la esperanza: “¿quién no experimenta un deseo de paz, de sosiego, de encuentro fraterno?”, se preguntó. Y continuó: “En la pequeñez de ese Jesús del pesebre descubrimos el gran amor de nuestro Padre del cielo… La Navidad nos coloca frente a un Dios que ama al ser humano, más allá de todo, un Dios que elige la cercanía, la unión, el encuentro con cada uno”.

Los prelados señalaron que esta fiesta los hace pensar en la dignidad y el valor de cada vida. Recordaron que, en Fratelli Tutti, el Papa pidió que la pandemia no nos deje iguales sino más apasionados para defender la vida de un anciano, de un discapacitado, de un enfermo, de un niño por nacer.

Expresaron que este tiempo se convierte en un fuerte llamado solidario, al cuidado mutuo, y a cargar con las penas de los demás. Aludieron a la misma encíclica, para afirmar que Francisco nos enseña que la solidaridad es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales… (FT 116). Pidieron que la pandemia “no nos impida imaginar y soñar un país más humano y fraterno”, con una sociedad de hermanos que den lo mejor de sí y acompaña a todos.

Los obispos expresaron que confían “en el bien que habita en el pueblo, en esa tierra fértil que son los corazones de los argentinos, capaces de elegir la vida y la fraternidad más allá de todo, y en Dios, fuente de “infinita esperanza” que no defrauda. Asimismo, refirieron una vez más al Papa: “la esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna. Caminemos en esperanza” (FT 55).

Finalmente, como súplica pidieron que “Jesús, María y José se hagan presentes en los hogares, para que podamos empezar un año mejor”.

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