“Gloria Cecilia Narváez sigue viva”

Gloria Cecilia Narváez, religiosa colombiana secuestrada en Malí

Gloria Cecilia Narváez, la misionera colombiana que fue secuestrada el 7 de febrero de 2017 en Malí por un grupo yihadista, “sigue viva, pero necesita atención médica”. Según recoge Fides, así lo ha revelado Sophie Petronin, la rehén francesa que fue liberada, el pasado 8 de octubre en Malí, junto a un político del país, un turista italiano y el misionero transalpino Pier Luigi Maccali.



En las primeras horas, tras la inicial confirmación de la Sociedad de Misiones Africanas, la congregación de Maccalli, se pensó que la religiosa colombiana figuraba en el grupo de liberados, después la negociación del Gobierno de Malí y por la que, a los pocos días, salieron libres 200 militantes yihadistas que permanecían encarcelados. Sin embargo, como lamentó OMP al final no fue así y Narváez sigue cautiva.

Necesita atención médica

Aunque al menos se tiene la primera constancia de que sigue viva. Fue en la recepción del presidente francés, Emmanuel Macron, a su compatriota, para celebrar su liberación. En dicho encuentro, la cooperante, quien, a sus 76 años, dirigía un proyecto humanitario el Gao, al norte de Malí, cayendo en manos de los terroristas en 2016, le solicitó al mandatario su urgente intervención para salvar a la misionera. “Su espíritu está cediendo –le habría dicho–, tenemos que hacer todo lo posible para sacarla de allí”.

Y es que, hasta solo tres días antes, cuando Petronin fue separada del grupo para su puesta en libertad, ambas han compartido cautiverio, secuestradas ambas por el Frente Al Nusra para el Islam y los Musulmanes, organización que ahora agrupa a los principales grupos yihadistas activos en la región africana de Sahel y vinculado a Al Qaeda.

Comprometida con la mujer

Hasta su secuestro, la misionera colombiana, de 56 años, dirigía en la localidad de Koutiala, al sur de Malí, la comunidad misionera de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, a la que pertenece, donde con otras tres religiosas –dos de ellas también colombianas– llevaban adelante un orfanato, un dispensario sanitario y un programa a favor de la mujer.

Tras su secuestro, el Frente Al Nusra argumentó que la retenía por “respaldar y ayudar a los cruzados predicando el cristianismo y convertir a musulmanes a su religión. Ella y su congregación solo se proponen despojar a los musulmanes de Malí de sus creencias y remplazarlas con falsedades”.

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