Fray Gabriel Gutiérrez alerta sobre grave situación de poblaciones indígenas en el centro de Bogotá durante el coronavirus

El sacerdote franciscano Gabriel Gutiérrez, conocido en la ciudad de Bogotá como fray Ñero, ha advertido sobre el terrible drama que viven 500 indígenas de las etnias emberá chamí y emberá catío en la capital colombiana, apostados desde hace varios meses en el parque Tercer Milenio y en algunas zonas de la Avenida Caracas.



“Desde que inició la pandemia estas poblaciones indígenas han salido a las calles pidiendo al Estado que se les atienda”, ha dicho a Vida Nueva el religioso, dado que “los indígenas en la ciudad andan de arriba para abajo sufriendo esas calamidades, especialmente cuando vemos allí a mujeres embarazadas y niños sufriendo” sobre todo en un momento cuando se llegan a los mayores picos pandémicos.

Llamado a las autoridades

El religioso hizo un llamado tanto a Claudia López, alcaldesa de Bogotá, como a Iván Duque, presidente de la República, a atender a estas poblaciones vulnerables que ahora “son los nuevos habitantes de calle de la ciudad”, por ello hay que establecer mecanismos de diálogo efectivos, porque “en otras oportunidades se ha hecho sin resultados satisfactorios”.

“Creo que el Estado debe prestar atención a esta situación, no podemos continuar viendo esta cantidad de niños, en este tiempo, cuando la pandemia alcanza sus picos más altos en la ciudad, porque además son comunidades que vienen desplazadas  por el conflicto armado que se vive en Colombia” y “se los digo con todo respeto”, ha señalado.

No dan abasto

Fray Gutiérrez también ha asegurado que estos indígenas “no están guardando los protocolos de bioseguridad exigidos para toda la población”, pues “no sé si es que no los tienen o qué ha sucedido”, por lo que pide a toda la ciudadanía apoyar a “los indígenas, que son tan valiosos para nuestra historia, para nuestra vida y además son seres humanos”.

Por ahora “algunas organizaciones sociales como fundación Callejeros de la Misericordia, Clínica del Hogar y la Olla comunitaria de Sandra González vienen acompañando”, sin embargo “ya no damos abasto para alimentar a 500 personas diariamente y en las condiciones infrahumanas en las que se encuentran”.

“Eso da mucha tristeza en un país como el nuestro, sobre todo en esta ciudad de Bogotá, verlos tirados en el suelo, mendigando un alimento y exponiendo su vida”, finalizó.

Foto: Semana

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