Los 67 obispos de la Amazonía brasileña han expresado, en un comunicado, su gran preocupación ante el avance incontrolado del coronavirus en el país suramericano, especialmente dentro de la selva, por ello han pedido a los gobiernos federales y estatales dar una especial atención a esta situación para proteger la vida de miles de indígenas, afrodescendientes y campesinos, que corren “un gran riesgo”, dado el importante papel de estas comunidades en la conservación del territorio.
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Brasil registra el mayor número de fallecidos en América del Sur con 7.343 a la fecha según cifras oficiales. En ciudades como Manaos y Belén, en el noreste del país, el colapso de los sistemas de salud es inminente –denuncian los prelados– mientras que las cifras anunciadas por los medios no corresponden con la realidad, de hecho “muchas personas con síntomas evidentes de la enfermedad mueren en el hogar sin asistencia médica y sin acceso a un hospital”.
Las cifras son alarmantes
En un texto, suscrito por el cardenal Claudio Hummes, presidente de la Comisión episcopal para la Amazonía, han informado que las cifras son alarmantes en la región amazónica. Solo cuentan con el 10% de hospitales; no hay suficientes camas en las unidades de cuidados intensivos (10 por cada 100 mil habitantes); solo unos pocos municipios cumplen con los requisitos mínimos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las pruebas de detección son insuficientes para conocer la expansión real del virus.
“Las periferias, están expuestas y sus condiciones de vida se degradan aún más por la falta de saneamiento básico, vivienda, alimentación y empleo”, han dicho los obispos a la vez que demandan del Estado “garantizar los derechos establecidos en la Constitución Federal ofreciendo condiciones mínimas para que puedan superar este grave momento”.
A los males de la pandemia se le suma el aumento de la violencia en el campo, “un 23% más que en 2018” y “en 2019, el 84% de los asesinatos (27 de 32) y el 73% de los intentos de asesinato (22 de 30) tuvieron lugar en la Amazonía”, han aseverado con base en los datos del Cuaderno de Conflictos en el Campo Brasil 2019 de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT Nacional).
Colapso estructural
La deforestación de la Amazonía es otro de los grandes males que ha acentuado la llegada del Covid-19. “La deforestación en la selva amazónica creció un 29,9% en marzo de 2020, en comparación con el mismo mes del año pasado”, han afirmado apelando al estudio del sistema Deter-B, que desarrolló el Instituto Nacional de Investigación Espacial (Inpe).
Para los obispos amazónicos esto se debe a “la notable reducción de las inspecciones y el continuo discurso político del gobierno federal contra la protección del medio ambiente”, por tanto “el coronavirus que nos está atormentando ahora y la crisis socio ambiental ya están mostrando una gran tragedia humanitaria causada por un colapso estructural”.
Pliego de solicitudes
Ante este cuadro poco alentador, los obispos, en nombre de la Iglesia brasileña, han hecho un pliego de peticiones en fuerte oposición al Gobierno de Jair Bolsonaro, quien ha desestimado el impacto del coronavirus, por lo cual han pedido “rechazar discursos que descalifiquen y desacrediten la efectividad de las estrategias científicas”.
Además han solicitado “adoptar medidas restrictivas para la entrada de personas en todos los territorios indígenas” ante el riesgo de transmisión “a excepción de los profesionales de los Distritos Sanitarios Especiales Indígenas (DSEI)”.
Asimismo han pedido “proporcionar el equipo de protección personal recomendado por la OMS” y “garantizar la seguridad alimentaria de los pueblos indígenas, afrodescendientes, ribereños y otras poblaciones tradicionales” como también “fortalecer las medidas de inspección contra la deforestación, la minería y la minería de oro, especialmente en tierras indígenas y tradicionales y áreas de protección ambiental”.
Foto: REPAM
