Sant’Egidio reclama permisos de residencia temporales para proteger a los migrantes del coronavirus

Andrea Riccardi, fundador de Sant'Egidio

Regularizar con permisos de residencia temporal a los 600 mil inmigrantes irregulares que viven en Italia, que “viven marginados y pueden provocar focos de infección”. Esta es la propuesta de Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de Sant’Egidio, ante la situación de crisis provocada por el coronavirus “para asegurar la salud de todos y para el equilibrio social del país”.



Además, se trata de una cuestión decisiva para que Italia “salga de la crisis” una vez acabe la pandemia. “La mitad de estas 600 mil personas son mujeres provenientes de la Europa del Este o de América del Sur que trabajan como cuidadoras, asistentas o canguros. La otra mitad son hombres africanos, indios o bangladesíes. Una buena parte de ellos presta servicios en el campo. Están alojados en viviendas precarias o en grandes concentraciones, no tienen derechos y tienen hambre”, explica Riccardi.

De hecho, Italia “ha dejado sin protección” a estas cuidadoras, algo que para Riccardi ha sido “un gran error” que “demuestra el fracaso del sistema” de residencias de mayores. “Para el futuro es necesario tener en casa a los ancianos, y hacen falta personas que los cuiden. Es la solución más humana y económica”, subraya.

“El efecto llamada no existe”

“Según la patronal del sector agrícola italiano”, continúa, “hacen falta 200 mil trabajadores. Si no llegan, está en peligro la agricultura y la ganadería”. Por ello, “hay que permitir que los empresarios contraten a los trabajadores que ya hay en el territorio”.

Riccardi niega la existencia del “efecto llamada”, ya que “las llegadas por mar están en niveles mínimos, el riesgo de invasión no existe”. Debido al Estado de Alarma, “las fronteras están cerradas, la libertad de movimiento está muy limitada y, en cualquier caso, la regularización debe realizarse a corto plazo”.

Más que optimista, el fundador de la Comunidad de Sant’Egidio considera que es “realista”. “Creo que la política de unos contra otros es insensata, ya no da réditos. El mejor interés es la solidaridad. Creo que nuestra sociedad ha resistido ante la pandemia porque sigue siendo una sociedad de lazos”. Por eso, cree que su respuesta ante la inmigración es “pragmática”, ya que “con los contratos y las cotizaciones habría ingresos para el Estado y permitiríamos que personas a las que no podemos repatriar trabajaran legalmente”.

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