Esther Barba, presidenta de la JOC: “La cuarentena por el coronavirus nos sirve para pararnos a orar y reflexionar”

“Desde pequeña he participado en la parroquia que se encuentra en mi barrio y eso me ha llevado a conocer una Iglesia humilde y con la mirada en y con los más empobrecidos”. Así se presenta Esther Barba, nueva presidenta de la Juventud Obrera Cristiana. Sevillana de 25 años se vinculó a la JOC tras asistir a uno de los campamentos del movimiento.”Conocí a muchas más jóvenes que vivían el Evangelio como yo y que, además, tenían inquietudes por llevar ese Evangelio a la calle y transmitírselo a otros jóvenes”, explica desde el confinamiento debido a la pandemia por coronavirus. Sobre cómo vivir esta emergencia sanitaria también ofrece su visión como joven creyente.



PREGUNTA.- En medio de la alarma sanitaria por la pandemia del coronavirus, ¿cómo lo vives desde tu fe?

RESPUESTA.- Este momento lo veo como una oportunidad para pararnos a reflexionar y orar. El evangelio siempre nos anima a que nuestras acciones estén impregnadas de amor y solidaridad. Espero que todo esto sirva para practicar nuestra sensibilidad y empatía por el sufrimiento de los y las demás, y que esta Semana Santa tengamos presente a las personas más empobrecidas, a las que pasan hambre, a las que no tienen una casa en la que encerrarse.

P.- ¿Cómo estás viviendo estos primeros meses de aterrizaje como presidenta de la JOC?

R.- Está siendo una montaña rusa de nuevas experiencias y sensaciones. Estoy muy ilusionada porque considero que estoy haciendo algo en lo que verdaderamente creo y va a aportar mucha riqueza a mi vida. Por otra parte, tengo que adaptarme a un ritmo al que no estaba acostumbrada, tanto el de presidenta de la JOC como el ritmo de la propia ciudad de Madrid. Pero todo esto lo estoy intentando solventar con mucha planificación, organización y con el apoyo sobre todo de mis compañeros del Secretariado General y de los militantes de la JOC que se encuentran en Madrid.

P.- Ahora que estás recién llegada y toca ponerse a trabajar, ¿con qué movimiento sueñas a corto plazo? ¿Y con qué Iglesia?

R.- No considero que esté recién llegada porque han sido muchos años involucrada en la JOC de la diócesis de Sevilla, en mi parroquia, en mi barrio, en las asociaciones de vecinos… Desde que empecé en la JOC siempre he tenido el mismo sueño, y es que el movimiento llegue a muchos más jóvenes para hacerles saber que tienen derecho a ser amados y amadas por el mero hecho de ser hijos e hijas de Dios, una JOC que siga estando en la calle, siendo buena noticia de liberación para las y los jóvenes de las periferias.

Esto me lleva a soñar con una Iglesia que esté en salida, una Iglesia sinodal que sabe caminar compartiendo la vida de la gente, una Iglesia verdaderamente samaritana, como se hablaba en el Congreso de Laicos recientemente celebrado en Madrid, y una Iglesia en la que los jóvenes tomen más protagonismo. Para ello hace falta que la Iglesia apueste por movimientos que están en salida hacia otros jóvenes, poniendo siempre una especial atención en la mirada hacia los más empobrecidos, para acercarlos al Evangelio.

P.- Como joven comprometida, en estos primeros meses, ¿te estás sintiendo escuchada por obispos, sacerdotes…)? ¿Es más difícil siendo mujer en la Iglesia? ¿Y en la sociedad?

R.- Por desgracia, siendo mujer, y encima joven, es más difícil que te tomen en serio tanto en la sociedad como en la Iglesia. No obstante, en la diócesis de Sevilla siempre me he sentido escuchada y valorada, tanto por mi arzobispo, D. Juan José Asenjo, como en la parroquia y en las plataformas que participaba. Pero ahora en Madrid sí que me estoy dando cuenta de que tengo que demostrar mi valía para que se me tome en serio, como cualquier persona, pero considero que por el hecho de ser mujer y joven tengo que esforzarme mucho más para demostrarlo y que se me escuche con seriedad. Aunque también creo que se están haciendo esfuerzos en cambiar esta realidad y, en mi caso en concreto, hay muchas personas que se han preocupado por cómo está siendo mi incorporación en esta responsabilidad.

El mensaje de Jesús: justicia e igualdad

P.- El 8 de marzo asististe a la manifestación por el Día de la Mujer. ¿Por qué todo creyente debe comprometerse con esta causa?

R.- Porque como dice el comunicado que hemos hecho junto con la HOAC: “Como mujeres creyentes reivindicamos nuestro derecho a ser visibles en la estructura eclesial, a compartir espacios de formación y acción por la igualdad radical que nos otorga el bautismo, a participar plenamente y sin discriminaciones en la comunión y misión de la Iglesia. Tenemos que seguir impulsando testimonios de igualdad y favorecer un trabajo decente en nuestra Iglesia. Para eso es necesario ir avanzando en la igualdad integral de todas las mujeres y hombres que la formamos”. Y dicho con mis palabras, porque considero que el mensaje de Jesús siempre ha sido de justicia e igualdad, y como creyentes debemos buscar el hacer esto posible.

P.- ¿Es la Iglesia machista? ¿Se ha ido avanzando en este sentido?

R.- La respuesta es sí, la Iglesia es machista, al igual que el resto de la sociedad. Todavía queda mucho camino que andar, y aunque se están dando avances en la sociedad, creo que a la Iglesia con su clericalismo le está costando más arrancar y ponerse al ritmo. No obstante, sí que se están dando avances, sobre todo en dar visibilidad a las mujeres y en la toma de conciencia de esta realidad. Por ejemplo, con la iniciativa de la ‘Revuelta de mujeres en la Iglesia’ donde se reivindica que la Iglesia vuelva a ser una comunidad de iguales, y para ello se han convocado concentraciones en muchas de las diócesis de España a la que se han sumado muchos movimientos de Iglesia, entre ellos la JOC.

P.- Una de las luchas que están abanderando los jóvenes es contra el cambio climático. ¿Puede un cristiano ser ajeno a esto?

R.- Un cristiano o cristiana además de no estar ajeno, debería de comprometerse con este tema, ya que no solo estamos hablando del cambio climático, si no del cuidado de la Casa común y de la defensa de los derechos de los empobrecidos de la tierra. Como dice el papa Francisco en la encíclica ‘Laudato si”, “una estrategia de cambio real exige repensar la totalidad de los procesos, ya que no basta con incluir consideraciones ecológicas superficiales mientras no se cuestione la lógica subyacente en la cultura actual”.

Hay mucho más en juego en la lucha del cambio climático, por lo que considero que todo cristiano y cristiana tendríamos que trabajar por un cambio en nuestro estilo de vida y en el de las personas que nos rodean para conseguir llegar a una sociedad más comunitaria, más inclusiva, más justa y menos consumista y depredadora, en la que todos participemos del banquete de la vida en igualdad de condiciones, abandonado de una vez para siempre el empobrecimiento de las personas y la sobreexplotación de los recursos de la Madre Tierra.

P.- Para muchos de tus amigos, el único Evangelio que van a leer eres tú. ¿Eres un ‘bicho raro’ en una sociedad cada vez más alejada de la fe?

R.- Cuando era todavía más joven, me costaba hablar con mis amigos sobre mi fe y mi creencia en Dios. La JOC me ayudó a superar esa barrera porque me dio los argumentos necesarios para sentirme con la capacidad de poder hablar sobre esta parcela de mi vida, que poco a poco fui descubriendo que era transversal a todas las demás y que configura mi manera de estar en el mundo, de ver la realidad y de actuar sobre ella.

Recuerdo muchas conversaciones con mis amigos y amigas en las que fui consiguiendo pequeñas victorias; primero que me escucharan, luego que me respetaran, que vieran también verdades en mis palabras y formas de ser y actuar… También es verdad que muchas veces me he sentido prejuzgada y con la necesidad de dar explicaciones para que el resto de las personas de mi edad entiendan mi opción, pero poco a poco también he asumido que debe de ser con mi ejemplo y acciones con las que hable y que no sea con las palabras. Y creo que esta ha sido la clave para que mis amigos y amigas me valoren y llegue así a ellos el Evangelio a través de mi estilo de vida militante.

P.- Por último, ¿qué mensaje de Francisco te alienta para este nuevo encargo en la JOC?

R.- Si me permites me quedo con dos mensajes que son los que alientan mi tarea. Uno del papa Francisco en la exhortación apostólica postsinodal ‘Christus vivit’: “Pidamos al Señor que libere a la Iglesia de los que quieren avejentarla, esclerotizarla en el pasado, detenerla, volverla inmóvil. También pidamos que la libere de otra tentación: creer que es joven porque cede a todo lo que el mundo le ofrece, creer que se renueva porque esconde su mensaje y se mimetiza con los demás. No. Es joven cuando es ella misma, cuando recibe la fuerza siempre nueva de la Palabra de Dios, de la Eucaristía, de la presencia de Cristo y de la fuerza de su Espíritu cada día. Es joven cuando es capaz de volver una y otra vez a su fuente”.

Y la otra sería de nuestro fundador Joseph Cardijn: “Un joven trabajador vale más que todo el oro del mundo, porque no es un esclavo, ni una máquina ni un animal de carga, sino un hijo de Dios”. Los dos mensajes alientan a reivindicar y a dar constancia de que un mundo más justo es posible, donde el trabajo dignifique a la persona, donde se prime el nosotros y no el yo, y donde la esperanza y la alegría de transmitir el Evangelio nos ayuden a no quedarnos paralizados y continuar en nuestra tarea. También a que una Iglesia renovada donde los y las jóvenes tengamos más protagonismo y se nos tome en serio es posible.

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