‘La Cana’ promueve el trabajo para dignificar a la mujer en prisión

  • Desde el 2016 esta empresa social mexicana ha ayudado a cientos de mujeres reclusas a generar recursos para mantener a sus familias
  • Entre los oficios que les enseñan se encuentran el tejido y bordado; además les brinda talleres de meditación y desarrollo humano
  • ESPECIAL: Vida Nueva celebra en marzo el mes de la mujer 

En la cárcel todo cuesta: los artículos de higiene personal, hacer llamadas y hasta bañarse. Ante esta realidad, en el 2016 cuatro mujeres decidieron fundar La Cana, una empresa social que capacita a reclusas para que puedan obtener recursos económicos para cubrir sus necesidades y las de su familia.



Al día de hoy, La Cana ha beneficiado a cientos de mujeres que purgan una condena en los penales femeniles de Barrientos, Nezahualcóyotl Sur y Ecatepec, en el Estado de México; y Santa Marta Acatitla, en la Ciudad de México. Actualmente apoya a más de 350 mujeres.

En entrevista para Vida Nueva, Daniela Ancira, directora de la empresa, explica que la capacitación que se les brinda es principalmente en tejido, bordado y costura; los productos son vendidos fuera de la cárcel y posteriormente se les entregan las ganancias a las internas.

El nombre de la empresa: La Cana, se refiere a la forma en la que los propios reclusos denominan a la cárcel, “es como decir el tambo o el bote”.

Capacitación integral

Daniela Ancira explicó que La Cana también se preocupa por el desarrollo personal de la mujer reclusa, por lo que también les imparten clases de desarrollo humano, maternidad responsable, psicoterapia de arte y meditación y yoga. “Fomentamos en ellas sobre todo valores como el trabajo en equipo, la disciplina, la honestidad, la responsabilidad, el esfuerzo, el compromiso y la empatía”.

De esta manera, al tener la oportunidad de un empleo formal, digno y remunerado, y una atención psicológica completa, se busca brindar un acompañamiento integral. A las mujeres que obtienen su libertad se les acompaña en su proceso de reinserción a la sociedad.

La tarea no es fácil

Al referirse a las problemáticas que han enfrentado para lograr su objetivo, señaló que trabajar en el sistema penitenciario es muy complejo porque hay mucha corrupción y desorganización; “por otro lado, ganarse la confianza de las mujeres es difícil, pues vienen de contextos de pobreza y violencia”.

No obstante –dijo– afortunadamente hay muchas historias de éxito, “de mujeres reclusas que antes se dedicaban a delinquir, y que ahora ya tienen empleos formales y sacan adelante a su familia. Aunque a algunas les falten 50 años para salir, el verse con un propósito les permite ver el futuro con más motivación y ser mejores personas”.

Un modelo tipo franquicia

Daniela Ancira adelantó que ya se está trabajando para que este modelo sea tipo franquicia con impacto social para replicarse en otros estados de la República, pues hay interés en Querétaro, San Luis Potosí, Mérida y Cancún.

También están trabajando en una iniciativa de ley que presentarán el próximo 10 de marzo en el Senado de la República, para regular y promover el trabajo penitenciario, y que cada vez sean más las empresas que puedan brindar fuentes de empleo para reducir los índices de reincidencia en el país; “creemos que con este proyecto podemos contribuir a mejorar no solo las cárceles en las que trabajamos, sino las de todo el país”.

Noticias relacionadas
Compartir