Misioneras Lauritas con rostro indígena y ahora con rostro amazónico

Donde están los indígenas, están las hermanas Lauritas. Bajo este carisma es conocida la congregación fundada por Laura Montoya, la primera santa colombiana. Sus 105 años de experiencia misionera le han dado un sitial en el Sínodo de la Amazonía que comienza el próximo 6 de octubre en Roma

Donde están los indígenas, están las hermanas Lauritas. Bajo este carisma es conocida la Congregación de las Misioneras de María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena, que se insertó hace 105 años en la selva de la mano de Laura Montoya, su fundadora y quien actualmente ostenta el título de ser la primera santa colombiana. Por esta misma razón desde este 6 de octubre ocuparán un sitial en el Sínodo de la Amazonía.

Vida Nueva ha conversado con la religiosa Inés Zambrano, coordinadora general de la congregación, para conocer los aportes de las misioneras en el marco de este evento sinodal que partirá en dos la historia del trabajo pastoral y el modo de ser Iglesia tanto de la vida consagrada, laicos y comunidades amazónicas. De algo sí está segura: “No defraudemos a los indígenas y que respondamos a su realidad a sus sueños y a sus proyectos”.

En el corazón de la selva

“Nacimos en la selva hace 105 años y desde entonces  ya hemos estado involucradas en esta dinámica del sínodo”, relata la hermana Zambrano, quien también ha asegurado que en el camino presinodal las hermanas se han involucrado plenamente desde sus jurisdicciones eclesiásticas.

Inclusive “desde el último capítulo general asumieron el compromiso de orar, acompañar y comprometernos en consonancia con lo que el Sínodo está proponiendo, en especial, con los pueblos amenazados en su espiritualidad, en sus valores y en sus territorios” como por supuesto también con “el cuidado de la casa común”.

“Les he pedido que como hermanas Lauritas tuviéramos algo desde nuestro carisma para llevar a Roma y con eso ya contamos”, añade.

Ratificar su carisma

Para la coordinadora general de las Lauritas el primer aporte de la congregación “es desde la vida, experiencia y del compromiso” que desde su fundación han tenido con todos los pueblos originarios sean andinos, amazónicos o costeños. Además esta oportunidad de representar a su congregación en el Sínodo de la Amazonía es “una gran bendición”.

Por ello su rol en el Sínodo la ha asumido como “una ratificación de nuestro carisma, ahora cuando están en un proceso de reestructuración y este espacio del sínodo es como ratificar estas búsquedas que tenemos como congregación, estamos juntos, como iglesia, buscando respuestas a los pueblos amazónicos y como Lauritas buscamos una vida consagrada con rostro indígena y ahora también con rostro amazónico”, ha acotado.

“No sé si hable de diaconado”

En cuanto al rol de las mujeres en un periodo postsinodal se siente esperanzada, porque todo este proceso es “como ratificar el compromiso de la mujer, ya que no es una novedad el aporte que hemos venido haciendo desde hace siglos dentro de los territorios”.

En este sentido puntualiza que “tenemos abuelas desde su sabiduría, catequistas, dirigentes en las comunidades. Ya hay un compromiso en las comunidades por parte de las mujeres, tan solo con esto [del Sínodo] es un trámite para reconocernos oficialmente”.

“No sé si hable de diaconado, de eso no tengo certeza, pero pienso que a nivel del pueblo indígena hay muchos ministerios y eso de pronto para la Iglesia es lo que no conoce, conoce solo lo que está dentro de la estructura eclesiástica, pero hay muchos roles de la mujer en la vida de la de  las comunidades”, ha dicho.

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