La Virgen de la Luz estrenó el pasado 8 de septiembre un manto confeccionado por Lorenzo Caprile (Madrid, 1967). Alta costura para la patrona de Tarifa. “Así de espectacular y de bonito –señala a Vida Nueva el diseñador–. Es el primero que hago. Pero alguna imagen religiosa ya hemos vestido en el taller: tres o cuatro”. Caprile estuvo en Tarifa acompañando a la Virgen de la Luz en su salida procesional tras renovar la corporación municipal su voto de Patronazgo. “Ha sido muy especial. La luz, el olor, los inciensos, los nardos, el fervor de los tarifeños. Son tradiciones muy nuestras, muy bonitas, muy emocionantes”.
El manto mide unos tres metros y medio de largo, tres de ancho y luce el característico rojo Caprile “con una base de encaje bordado en oro y montado en organza de fantasía y tul dorado. Y como tiene un poco de lamé, durante la salida procesional ha ido cambiando de color en función de las luces, del atardecer, de las velas. El forro es de satén de seda natural”.
“Católico y bastante practicante”
La donación a la Virgen de la Luz, patrona de Tarifa desde 1750, es un encargo de los hermanos Daniel y Fernando Arenas Escribano. “Son dos buenos amigos míos –agradece Caprile–. Su madre, que ya falleció, era de Tarifa, hermana de la Hermandad y muy devota de la Virgen de la Luz como buena tarifeña. Me pidieron el favor, y me metí. Por amistad, y porque también me gustó el reto, porque era algo nuevo que no sueles hacer”.
Caprile, que se reconoce “católico y bastante practicante”, resalta la homilía del párroco de San Mateo Apóstol, Juan Pedro Varo Salguero. “Me pareció bonita y oportuna. Dijo que el manto está fenomenal, pero que no tenemos que quedarnos en la superficie de las cosas, sino ver qué está cubriendo el manto, que es a la Madre de Dios y el origen de nuestra fe. Tenemos que levantar el manto y ver dentro de uno mismo. No es un manto para tapar las miserias, sino para resaltar más nuestra fe”, manifiesta ya de vuelta de la ciudad gaditana a su taller madrileño de la calle Claudio Coello.
