El renovado Instituto Juan Pablo II presenta su oferta académica para recuperar la “normalidad”

  • “La tradición del instituto y la innovación, como siempre debe ser el caso en la Iglesia, se armonizan, se complementan”, afirma su director, Pierangelo Sequeri
  • Frente a las dudas surgidas con los nuevos estatutos confía en que los nuevos planes disipen todo temor de los estudiantes

A pesar de las tensiones, la calma parece volver sobre las aulas del ‘Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del matrimonio y de la Familia’ que está a punto de iniciar las clases del nuevo curso escolar en el que se inauguran los renovados planes de estudios actualizando la propuesta de pastoral familiar a la luz de los últimos sínodos de la familia y la exhortación Amoris Laetitia.

De esta manera, el Instituto ofrece ahora dos grados universitarios, en lugar de uno: la licenciatura en Teología del matrimonio y la familia y la licenciatura en Ciencias del matrimonio y la familia. También se incorporan departamentos para entrar en diálogo con las ciencias humanas (Historia, Economía, Derecho o Teología moral y sacramental).

Tradición e innovación

El director del Instituto, Pierangelo Sequeri, en una entrevista difundida por varios de los medios vaticanos, esta presentación de la oferta académica es una vuelta a la “normalidad” tras la tempestad que la institución ha vivido desde la presentación de los nuevos estatutos el pasado mes de julio. “La tradición del instituto y la innovación, como siempre debe ser el caso en la Iglesia, se armonizan, se complementan”, asegura.

“Hay cursos que se renuevan a raíz de cosas ya adquiridas y hay nuevas propuestas que integran la perspectiva que es necesaria hoy en día”, señala Sequeri  a las puertas del primer curso en el que los títulos tendrán un valor canónico al igual que las demás especialidades teológicas.

Valor añadido

Valorando las quejas de los estudiantes, Sequeri disipa todo temor. “Era fundamentalmente una preocupación conceptual porque, al no tener el plan de estudio, la imaginación tiene sus sacudidas, sus miedos”, alega. Con el nuevo plan en la mano, para el director, “la realidad debe equilibrar los temores, debe mostrar que estas conjeturas eran infundadas, que se respeta la tradición del instituto, que la innovación no tiene nada de devastadora, por el contrario, es un valor añadido”.

Mirando al futuro, aunque ve el esfuerzo “agotador” hecho en esta reforma espera que “el instituto se convierta en una institución de excelencia de la Santa Sede”. Veremos si el curso recupera esa pretendida normalidad.

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