El empresario asturiano que decidió irse a vivir cien días al monte para sentir la naturaleza en primera persona y rodar un documental que recogiese su experiencia ha sido finalista al Premio Especial del Jurado en el Jackson Hole Wildlife Film Festival, considerado como los Oscar del cine de naturaleza. Ahora, nos presenta el libro que recoge el diario de la filmación: ‘Cien días de soledad. Diario de una experiencia’ (Grijalbo). Sus palabras no tienen desperdicio.
PREGUNTA.- ¿Se marchó para apartarse del ruido, vincularse a la tierra o ponerse a prueba?
RESPUESTA.- Posiblemente la segunda, vincularme a la tierra. Pero, sobre todo, para demostrarme definitivamente que tenemos mucho más de lo que precisamos. Para ser feliz la vida debe ser mucho más simple.
P.- Dicen que el mal del siglo XXI ha sido que el hombre se ha separado de la naturaleza…
R.- Sin ninguna duda. No solo nos separamos de ella, sino que la despreciamos. La civilización actual perdió el sentido. La naturaleza es una parte de nosotros mismos, dependemos de ella.
P.- ¿Ha sido un viaje, de algún modo, espiritual?
R.- Si, quizás ese haya sido el viaje principal o, al menos, del que más me acordaré siempre.
P.- ¿Cuál era el momento más duro?
R.- El estar alejado de mi mujer y mis hijos ha sido lo difícil. Del resto, aunque no sin una buena dosis de sacrificio y sufrimiento, he disfrutado mucho.
P.- ¿Tuvo miedo de verdad?
R.- En ningún momento tuve miedo a nada físico. A lo mejor al fracaso, a defraudar a los que creyeron en mí, a no dar la talla…
P.- ¿No se hablaba a usted mismo en alto?
R.- Al final hablé bastante con mi caballo y las gallinas. También lo hice con mi hermano Tino, que nos dejó hace años. Posiblemente haya días actuales en los que hable menos que en aquellos días.
