La Iglesia latinoamericana se la juega por la ternura para sanar heridas, pedir perdón y acompañar a las víctimas de abusos

  • Vida Nueva conversa con dos referentes de la pastoral de infancia que acompañan la iniciativa continental ‘Huellas de Ternura’
  • Ambos apuestan por “desarraigar la cultura del abuso y el encubrimiento y ser cero tolerantes como ha pedido el Papa”

La convocatoria del Papa a todos los presidentes de las conferencias episcopales para abordar el tema de la protección a los menores en febrero de 2019 es, sin duda, un hecho sin precedentes en la historia contemporánea de la Iglesia y responde al conjunto de acciones concretas para sanar heridas y llevar a cada uno de los bautizados a sentirse “involucrado en la transformación eclesial y social que tanto necesitamos”, tal como lo pidió Francisco en su carta al Pueblo de Dios el pasado 20 de agosto. 

Esta crisis, para expertos como John Allen, es “la más seria para el catolicismo desde, probablemente, la Reforma Protestante”, por ello, Vida Nueva conversó con Guido Charbonneau, obispo emérito de Choluteca (Honduras) y  Humberto González, sacerdote colombiano con responsabilidades como oficial de la Pontifica Comisión para América Latina (CAL), ambos referentes ligados a la pastoral de la infancia en América Latina con la caminata ‘Huellas de ternura’.

Cada uno presentó una perspectiva frente a los desafíos que tiene la Iglesia en este continente para contribuir a sanar las heridas, acompañar en el dolor y pedir perdón a quienes más han sufrido.

“No podemos quedarnos indiferentes”

Guido Charbonneau, de origen canadiense, ha desarrollado todo su ministerio pastoral en Honduras y es miembro de la comisión episcopal del Departamento de justicia y solidaridad (DEJUSOL) del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Actualmente encabeza el paso de la caminata ‘Huellas de ternura’ –como embajador de ternura–, una acción de movilización social y ecuménica que el CELAM emprendió con varias organizaciones eclesiales desde junio de 2018, precisamente para promover la protección de los niños y las niñas.

Guido Charbonneau, obispo emérito de Choluteca (Honduras)

“No podemos quedarnos indiferentes, al contrario tenemos que tomar acciones muy concretas para desarraigar esta cultura del abuso y el encubrimiento de estos crímenes terribles. Son verdaderos crímenes y tenemos que implementar iniciativas de protección de la niñez”, ha dicho el obispo, quien considera que la carta del Papa sobre los abusos, además de expresar todo el dolor de la Iglesia “a la vez es una invitación a tomar iniciativas muy concretas sobre todo en la formación de nuestros futuros sacerdotes”.

La iniciativa de la caminata ‘Huellas de ternura’, a juicio del prelado, “es una muestra de lo que se puede hacer en favor de nuestros niños y pienso que eso tiene que verse en todas nuestras estructuras eclesiales, en todos los niveles de nuestra Iglesia”. Asimismo, agregó que “es con la protección, con la seguridad, con esa ternura hacia los niños como realmente puede verse reflejada la cultura de los cuidados y la ternura”.

“A los niños no se les puede tocar”

Humberto González es un sacerdote de la arquidiócesis de Manizales (Colombia), lleva 14 años como oficial del Vaticano en la CAL y tiene la responsabilidad de tender puentes entre la Santa Sede y el CELAM. Además, está encargado de organizar las visitas Ad limina de los obispos. En diversas ocasiones ha subrayado la necesidad de brindar protección a los niños y niñas, por ello ha seguido muy de cerca la iniciativa del CELAM, ‘Huellas de ternura’, la cual ha definido como un ejercicio que responde a la ‘cariñoterapia a la que el Papa ha invitado, como señaló a Vatican News.

Humberto González, sacerdote colombiano y oficial de la CAL

Respecto a la carta suscrita por el Papa el pasado 20  de agosto, considera que “es un regalo de Dios porque nos está centrando en la importancia que hay que darle a los niños”, y agrega que “Jesús desde el Evangelio a los niños les dio prioridad, los puso como ejemplo y los puso en el centro, no solo para que fueran simples figuras sino como referentes del sentido de su inocencia, de su verdad, de su pureza y de su espontaneidad”.

“Lastimosamente se están cometiendo demasiados abusos contra ellos” y  “precisamente el Papa está en esa tónica de cero tolerancia contra los abusos, los maltratos contra los niños y cada cristiano, en obediencia a Jesus y al Evangelio, ha de asumir esta tarea y esta responsabilidad de defender a los niños. Ellos son nuestro presente, pero también son nuestro futuro, a ellos no se les puede tocar”, añadió el sacerdote.

González proviene de una numerosa familia y trae a colación que en su infancia “me enseñaron que a los niños y a las mujeres no se les toca ni con el pétalo de una rosa”, por ello condena a quienes han cometido abusos en el seno de la Iglesia para que “tengan que pagar una pena por hacer las cosas mal” y a su vez pide a Dios para que ellos logren la conversión del corazón.

Proteger a los niños, una responsabilidad de todos

Para el presbítero, proteger a los niños y niñas es una responsabilidad que “todos tenemos para evitar el abuso en nuestros hogares, en las escuelas, en los barrios, en las iglesias”, porque ellos son “nuestro tesoro, [y es necesario] cuidarlos como lo hizo María santísima con Jesús de Nazaret niño.”  

En un firme llamado de no permitir que “roben su inocencia ni su pureza de corazón” alentó a seguir promoviendo la caminata ‘Huellas de ternura’ en toda América Latina y el Caribe: “sigamos promoviendo lo que se comenzó este año y estará hasta el año entrante con la campaña ‘Cero violencia, 100 por ciento ternura’ por la protección de nuestros niños, que todos asumamos nuestro papel y nuestra responsabilidad para que demos lo mejor”. 

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