Cesar Braga de Paula: “Este es un tiempo de búsqueda del principio y fundamento del ser sacerdote”

  • El rector del seminario de la arquidiócesis brasileña de Londrina analiza los desafíos de la vocación sacerdotal: “Los escándalos han sido resultado de vidas mediocres”
  • El presbítero comparte las conclusiones del X Encuentro Interprovincial de seminaristas de la región sur que reunió a 250 candidatos a ministerio sacerdotal

En un tiempo en el que la escasez de vocaciones sacerdotales suscita múltiples interpelaciones, el X Encuentro Interprovincial de seminaristas de la región sur –celebrado el pasado 7 de septiembre– reunió a 250 candidatos al ministerio sacerdotal.

César Braga de Paula, rector del seminario mayor teológico beato Pablo VI de la arquidiócesis de Londrina, analiza los desafíos que afronta la vocación sacerdotal. El presbítero brasileño también ha sido secretario ejecutivo del Departamento de Vocaciones y Ministerios del CELAM. 

PREGUNTA.- ¿Qué tipo de vocaciones está llegando a los seminarios brasileños?

RESPUESTA.- Tenemos vocaciones juveniles en la franja de los 18 a los 24 años, así como vocaciones adultas, que son personas ya profesionales que han hecho un curso universitario. Además, muchos de nuestros seminaristas provienen de experiencias de movimientos eclesiales, en especial de la renovación carismática y de grupos juveniles.

Cultura del cuidado

P.- Londrina acogió recientemente un encuentro de 250 seminaristas. ¿Qué tareas brotaron de este espacio?

R.- El encuentro hace parte de un proceso de hace algunos años. Ya llevamos diez encuentros. Este año la Arquidiócesis de Londrina acogió el interprovincial, que abarca dos arquidiócesis (Londrina y Maringá) y las Diócesis de Apucarana, Jacarezinho, Cornelio Procopio, Paranavai y Campo Mourão. Tuvo como objetivo el encuentro personal con Jesucristo y con los hermanos seminaristas para el cultivo de la comunión entre las iglesias particulares y la vivencia de la dimensión humana del proceso formativo.

Participantes del X Encuentro Interprovincial de seminaristas de la región sur de Brasil

Hemos concluido que es fundamental el cuidado de la vida familiar de los candidatos y de su etapa formativa, según los itinerarios de la formación inicial e permanente. El crecimiento personal y comunitario es de fundamental importancia, así como la conciencia del candidato en el cultivo de las dimensiones de la formación (humano-afectiva, intelectual, espiritual y pastoral). El año pasado se trabajó la Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis y este año el encuentro se centró específicamente en la temática de la dimensión humana.

“Cada comunidad, una nueva vocación”

P.- ¿Cómo avanzar hacia una cultura vocacional a la altura de las actuales circunstancias?

R.- Sobre la cultura vocacional, en Brasil se ha buscado un incentivo a través de la campaña “Cada comunidad una nueva vocación”, que ha empezado en la Semana Santa de este año y seguirá por tiempo indefinido. La idea es llevar la conciencia por las vocaciones a las comunidades parroquiales, los movimientos y otras iniciativas eclesiales. Se está realizando con la oración del rosario, conversatorios vocacionales, encuentros con jóvenes y otras iniciativas de cara al sínodo sobre los jóvenes, fe y discernimiento vocacional.

Para que cesen los escándalos

P.- ¿Qué acentos son necesarios en la formación de los futuros sacerdotes para que cesen los escándalos?

R.- Los acentos necesarios son varios. De parte de la arquidiócesis, el obispo está llamado a permanecer cercano al seminario. Es muy importante que él conozca bien a los candidatos para llegar a una certeza moral con miras a la ordenación sacerdotal. También es importante su apoyo a los consejos de formación y a los rectores y formadores. Él es el primer responsable por la formación.

De parte de los formadores, una presencia constante con los seminaristas, la vivencia de todas las dimensiones de la Ratio y las constantes de la Pastores Dabo Vobis, conocer muy bien a los candidatos, su origen familiar y ayudarlos en la formación inicial. Como afirma el padre Amedeo Cencini, “es necesario ver la Iglesia como un sistema y percibir la meta para la cual nació. Hay principios que son fundamentales: la mentalidad de una conciencia de lo que es bueno y malo, la sensibilidad a la verdad del Evangelio y la fe con toda su humanidad; y la praxis común de vida. El sistema funcionará bien cuando acepta los errores, los pecados con sus consecuencias sociales”. 

La formación inicial es una primera etapa, pero el presbítero debe ter conciencia de que fue ordenado para un ministerio, no puede vivir aislado y cada Iglesia particular está llamada a tener un itinerario de formación permanente que no son simplemente cursos, sino un camino que sostenga la vocación con mucha alegría por Jesús y el reino de la vida. 

Los escándalos han sido resultado de vidas mediocres. La mediocridad ya es escándalo. La Iglesia y los obispos no pueden abrir espacio a la mediocridad. En estos días el Santo Padre, en la homilía del día 10 de septiembre, hizo un llamado muy importante “no a la vida doble”. Él dijo que “la novedad del Evangelio, la novedad de Cristo no es solo que transforma nuestra alma, es transformarnos a todos nosotros: alma, espíritu y cuerpo, todos, todo, es decir, transformar el vino, la levadura, en odres nuevos”. 

Una temática fundamental en la etapa formativa es la educación para el celibato de modo abierto, a la evangelización de la sensibilidad y, de modo pleno, en un presbiterio saludable. La fidelidad es siempre relacional según la verdad y la identidad del perfil de aquel que fue llamado a la vida presbiteral. También el Santo Padre ha llamado mucho la atención sobre el clericalismo, las relaciones de poder y el desorden de los afectos. Este es un tiempo de búsqueda del principio y fundamento del ser sacerdote.

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