Los cristianos de Nínive celebran la vuelta a casa

  • La comunidad de Karamles procesionan para conmemorar los cuatro años de su expulsión a manos del Estado Islámico
  • “Es momento de mirar al futuro con esperanza”, explica el padre Paul Thabit Makko, que busca poner en marcha nuevos proyectos agroalimentarios

Los cristianos de Irak celebran el regreso a casa justo cuatro años después de que los yihadistas les expulsaran de la llanura del Nínive. Y lo han hecho en una procesión en la noche del 6 de agosto, momento en el que el autoproclamado Estado Islámico sembraba el terror en Qaraqosh, Karamles y Bartala y les obligaba a dejar su trabajo y su hogar.

La vigilia comenzó en la ciudad de Karamles con la liturgia de la palabra en la que se proclamó el Evangelio en el que Jesús imploraba al Espíritu consolador, un momento de oración en el que también se leyó el salmo 150 con el que quisieron dar gracias y alabanza a Dios en este retorno. Para el sacerdote Paul Thaidita Mekko, responsable de la comunidad cristiana de la ciudad, es el momento de ponerse manos a la obra para “garantizar el trabajo y fortalecer tanto las iniciativas sociales como espirituales, para dar un nuevo sabor a la vida después de la devastación provocada por el ISIS”.

Promover el trabajo

De esta manera, Mekko subraya cómo el trabajo se dirige ahora a crear granjas, empresas agroalimentarias, así como construcción de pozos, de parques y columpios para niños.  La celebración que tuvimos no es el recuerdo de un acontecimiento desagradable, porque es la hora de mirar al pasado con nuevos ojos y un espíritu nuevo, con esperanza real”, explica el presbítero a AsiaNews, que valora cómo “lo imposible fue posible, confiamos en que se den más pasos”. 

Hasta la fecha, se calcula que habría regresado a Nínive unos 40.000 cristianos y la mitad de los edificios han sido reconstruidos. “El regreso de los cristianos y su presencia en el país sigue siendo un factor determinante para el futuro de la región”, señala el párroco, que hace un llamamiento a los poderes públicos para “garantizar la paz y la tranquilidad”. En esta misma línea, instó a la comunidad internacional -también a la eclesial- para “promover el hermanamiento como un signo concreto de solidaridad”. 

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